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Yo no sé si se haya perdido lo sagrado del teatro, yo creo que en muchos sentidos se puede conservar, lo que siento que han cambiado son los tiempos, es decir, es otro México con otras carencias… de pronto no te sientes lo suficientemente justo, como para pedirle a alguien, que estando las cosas como están, que habiendo las carencias que hay, se entregue de tal manera a esto aunque no se lleve un pan a la boca…


SERGIO GALINDO (foto del archivo de Sergio Galindo)

ME HUBIERA GUSTADO NACER EN LA SIERRA

Por Jorge Celaya*

—Desde Hermosillo, Sonora, exclusiva de Culturadoor.com—

Día de publicación: 30-Diciembre-2008

Después de un cordial recibimiento, Sergio enciende un cigarro, con mucha calma y yo pongo a funcionar mi pequeña grabadora sobre una mesita en el jardín frontal de la casa del entrevistado, y precisamente unos pequeños cactus sobre la mesa y algunas plantas de la sierra, alrededor, me despiertan mi primera pregunta.

J.C: Partamos de las raíces ¿no Sergio? ¿Dónde naciste?

S.G: Nací aquí en Hermosillo Sonora, en la colonia 5 de mayo, en 1951

J.C: ¿Si no hubieras nacido aquí, hay algún otro lugar donde te hubiera gustado nacer?

S.G: Me habría gustado nacer en la sierra o en algún pueblo de la sierra.

J.C: ¿Por qué?

S.G: Pues porque es un ambiente que me cautivó desde muy niño, mi madre es de la sierra, es de San Javier Sonora y desde muy niño yo pasaba ahí mis vacaciones, ahí en San Javier, con un hermano mayor que yo; así que desde un principio fue un mundo que me interesó mucho de alguna manera, simplemente me afectó y sobre todo su gente, el ser humano, la gente con la que me encontraba y que ahora los imagino como fantasmas y no sé si en aquel momento de realidad era lo que yo estaba viendo; y luego los oigo hablar y entonces, este… me doy cuenta de que son seres humanos que han reciclado nuestro lenguaje muchas veces, ese lenguaje de la conquista, que lo han venido adaptando a la concepción de un mundo que ellos tienen, muy particular, muy peculiar, que son profundamente humanos, que tienen un gran equilibrio y un gran sentido del humor y que es gente extraordinariamente inteligente; entonces ellos a través de su palabra me pasearon por muchos mundos, por muchas maneras de imaginar ese mundo, también. Y yo creo que eso es lo importante, la manera de ellos de imaginarse el mundo en el que viven.

J.C: Evidentemente esos fantasmas están en tus obras, en tus obras que escribes y que diriges ¿Cuánto tiempo te acompañaron estos seres y tú no los plasmabas en el papel? y ¿Desde qué momento empezaste a dejarlos surgir en el papel y en el escenario?

S.G: Fíjate que me di cuenta que traía estas voces conmigo en el momento en que me fui a México. Cuando me alejé también cautivado por un mundo capitalino, te estoy hablando del 68, 69, con todo lo que ocurría en ese entonces: pues era muy atractivo también. Un mundo que yo imaginaba desde el punto de vista de la filosofía, porque yo me fui a estudiar filosofía a la UNAM a los 18 años y estuve en la facultad de filosofía, pude ingresar, pero llegué a vivir a casa de mi hermano Octavio, que entonces él estaba haciendo la obra Los albañiles; y bueno, la trascendencia de LOS ALBAÑILES para todos los que trabajaron ahí, para el mismo Maestro Vicente Leñero y para el teatro nacional pues es indiscutible ¿no? pero entonces lo que quiero yo apuntar es que era un momento muy efervescente en todos sentidos ¿no? Yo llegué a vivir a casa de Octavio y él interpretaba al Isidro y Octavio era la revelación masculina de teatro y entonces él despuntaba con esa obra también de una forma muy interesante y yo entraba a primer grado de filosofía y luego a segundo, la cuestión es que yo viviendo con mi hermano, pues oía hablar de teatro, de tal manera que me acerqué al medio teatral y conocí a gente muy interesante, a gente que me cautivó. Después me di la vuelta por la carrera de arte dramático en la misma facultad de filosofía y entonces se empezaron a ligar las cosas y de repente me vi envuelto con el mundo del teatro.


Vicente Leñero

J.C: ¿A quién conociste, que te haya impactado como director de teatro?

S.G: Desde luego a Julio Castillo.

J.C: Viviste la experiencia de trabajar con él, tengo entendido.

S.G: Yo trabajé con él y estuve muy cerca de él, nos queríamos mucho, el me quería mucho y yo también.

J.C: ¿Cómo fue tu experiencia?

S.G: Fue maravillosa porque, mira, lo primero que descubrí, o sea lo que me impactó, fue cómo la vida de una persona como Julio giraba alrededor del teatro. Todo su mundo era teatro, era una entrega imaginativa tan maravillosa que no tenías más que irte con él en el viaje, era de una pasión, de una animalidad, espectacular; te dejaba asombrado. Sus pláticas en ese escuadrón de la muerte, donde ya se han ido todos, bueno, queda por fortuna entre nosotros el Maestro Luis Torner; pero eran pláticas en las que Julio era el líder, contando sus montajes, lo que iba a hacer.

J.C: ¿Nunca hablaba de glorias pasadas?

S.G: No, hablaba de lo que iba a hacer. De qué manera lo iba a resolver, pues era un contagio y era un grupo… no eran ensayos de 6 a 7, como sucede ahora; aquellos eran ensayos de 24 horas aunque no estuviéramos en el foro.

J.C: Y no era una compañía donde tenían sueldo y esas comodidades, me imagino.

S.G: No, no, nada

J.C: Compromiso y complicidad

S.G: Una complicidad enorme, eso era; una complicidad.

J.C: ¿Por qué crees tú que se ha perdido eso sagrado del teatro, ese compromiso, responsabilidad, puntualidad, disciplina, respeto?

S.G: Yo no sé si se haya perdido lo sagrado del teatro, yo creo que en muchos sentidos se puede conservar, lo que siento que han cambiado son los tiempos, es decir, es otro México con otras carencias, bueno, y eso lo sabes tú muy bien, la violencia ¿no? Entonces, eso ha metido en compromisos muy fuertes a gente que quisiera, como yo, volver a vivir de esa manera y con esa pasión el teatro, como de hecho me tocó vivirlo a mí, en mis inicios aquí en Sonora. Pero de pronto no te sientes lo suficientemente justo, como para pedirle a alguien, que estando las cosas como están, que habiendo las carencias que hay, se entregue de tal manera a esto aunque no se lleve un pan a la boca ¿me explico? Entonces, son otras las circunstancias; qué más quisiera uno que fuera como entonces, pero yo creo que debería de ser como entonces, por lo que hay que luchar es que sea como entonces ¿cómo? Resolviendo antes muchísimas cosas para que podamos hacerlo de otra manera más tranquila y con suficiencia.

J.C: Yo pienso que lo importante en éste momento es volver a darle ese valor al teatro, porque estoy de acuerdo contigo en que no se ha perdido totalmente. Ahora, sí, han cambiado los tiempos, pero los tiempos van a seguir feos por lo que vemos, ya está la recesión, una recesión mundial que seguirá, desgraciadamente, creciendo y no sabemos hasta donde y exactamente por cuánto tiempo; el hecho es que viene cada vez más fuerte; pero ya para aterrizar la pregunta, va; dentro de todo éste marco político, económico, social e histórico que estamos viviendo ¿Cómo crees que puede ayudar éste pequeño núcleo teatral, me refiero a la Unión de directores y productores teatrales Sonorense que recién acabamos de formar en el encuentro de Obregón? ¿Cómo crees tú que pueda ayudar ésta Unión para volver a darle ese valor al teatro aquí en nuestro Estado? tal vez en la crisis esté nuestra fuerza, como es común en el arte ¿no?

S.G: Mira, yo creo que en principio ha sido un triunfo el haber realizado la reunión. Digamos que los mismos tiempos que estamos viviendo nos han obligado a hacerlo. Es evidente que la muestra fehaciente de que las diferencias nos unen y eso es muy sano; que a pesar de las diferencias podamos estar unidos. El hecho de que nos hayamos sentado a la mesa durante tres días, es un paso, es una luz, es un foco que se enciende; yo creo que si superamos en la práctica, eso que superamos al sentarnos y vernos de frente y poder comunicarnos, estamos del otro lado. Esperemos que impere éste espíritu que puede superar diferencias, porque además, muchas de esas diferencias son sin sentido, muchas de ellas en el ámbito de lo irracional, de la víscera y lo pasional; si superamos eso, vamos a superar cualquier cosa que nos pongan enfrente.

J.C. De acuerdo contigo, Sergio. Volviendo a Julio Castillo ¿trabajaste en algún montaje con él? y ¿Qué función llevabas a cabo?

S.G. Estuve muy cerca de Julio, fíjate que era curioso porque las cosas que hice yo muy cerca de Julio, podía yo tomar nombres ahora para calificarlas, porque en aquel entonces lo acompañaba y entonces fungía a veces como asistente y a veces pues me quedaba viendo el ensayo, a veces Julio me llamaba, me pedía la opinión ¿me explico? Era una relación no tan esquemática.

J.C. ¿Había mucha amistad?

S.G. Era lo que imperaba, entonces las cosas que yo hice muy cerca de Julio, sobre todo en un montaje de El evangelio según San Juan, eran cosas que hacían los asistentes, de tal forma que yo era como su asistente, sin el nombramiento como tal, así funcionábamos.

J.C. Fíjate que yo siempre quise tomar clases con Julio Castillo, lo conocí e iba a entrar a un curso con él en el NET; incluso por ese mismo tiempo estuvo a punto de dirigirme mi obra Voces pero no fue posible porque fue en la época en que se enfermó. Cuando yo estudiaba la carrera de teatro en el INBA en el D.F. coincidió con la temporada de De la calle en el teatro DEL BOSQUE que actualmente lleva su nombre y me escapé por lo menos 13 veces de las clases de teatro para entrar a clases de un doctorado adelantado, como yo le llamé a este proceso, que radicaba en entrar a ver la puesta en escena de Julio. Esto influyó mucho en mi forma de dirigir, no lo puedo ni quiero negarlo cuando alguien me lo pregunta o me lo hace ver, pues mi influencia orgullosamente es esa y por el lado del doctorado adelantado de dramaturgia me llega por Chucho Gonzáles Dávila, que era el autor de DE LA CALLE y que después lo conocí y nos hicimos muy amigos; de esa forma les aprendí muchísimo a los dos, sin que ninguno fuera formal ni oficialmente mi maestro, nunca. Mi comentario está relacionado con la siguiente pregunta: ¿Hay alguna influencia de algún director, algún dramaturgo en tu forma de escribir?

S.G. Si claro, digamos que en términos de dirección, desde luego Julio Castillo, por todo lo que he comentado, y por otro lado el maestro José Ramón Enríquez, incluso, José Ramón, es quien me sube por primer vez a un foro como actor, y bueno, pertenecía de alguna manera al mismo círculo, porque era muy amigo de Octavio y amigo y admirador de Julio también; éstas dos personas, yo creo, son las que más han influido en mí, en lo que hago teatralmente.

J.C. En tu ponencia de hacia una dramaturgia regional haces referencia, en una anécdota, de alguien que te ubica y te presenta, en un momento dado, con otra persona, como un dramaturgo regionalista; y creo que eso te ofendió, te molestó o cuando menos te inquietó ¿A qué crees que se deba que se pongan estas etiquetas?

S.G. Yo un poco lo digo también en esa ponencia que tú te refieres, que en tanto le encuentran un acomodo más preciso, si es que lo tiene, si es que se sigue esta manía de etiquetar, ésta es la más regional. Porque ésta es dada bajo una decisión geográfica ¿no? o sea, es la más objetiva que pudieran tener a la mano, sin advertir que es regional desde un punto de vista…

J.C. ¿Peyorativo?

S.G. Centralista, centralista porque suena peyorativo; es teatro fuera del D.F. es la misma connotación de género menor ciertamente y fíjate que al explicar lo que yo creo que ocurre, eso demuestra que no necesariamente me ofende, yo creo que es más bien la incapacidad de etiquetación, en todo caso ¿no? pero bueno y es producto también de este centralismo, pues, que se da en todos los ámbitos, no solamente en el artístico ¿no? En fin.

J.C. ¿Cuál es tu proceso para escribir una obra de teatro? ¿Tienes algún proceso determinado?


Museo, teatro y biblioteca de la Universidad de Sonora, Hermosillo.

S.G. Hay un proceso quizás no determinado, un proceso para cada una de las obras, porque cada obra te plantea cosas distintas, tú mismo planteas cosas distintas pues, y lo que me encanta de esto es justamente que… cuando menos yo lo siento así, que cada vez que estoy escribiendo una nueva obra, empieza uno de cero; una de las características de mis más recientes obras y en el sentido que estoy trabajando, es en el lenguaje; ya no me interesan tanto las historias -estoy tan concentrado en la plática que se me ha olvidado que esto es una entrevista y me acuerdo de mi grabadora, así que checo si la cinta sigue funcionando- ¿Todavía gira?- Me pregunta Sergio, asiento y Sergio aprovecha para saludar a sus vecinos que en ese momento van entrando a la casa de junto y luego prosigue- estoy muy metido en la recuperación de… no recuperación en el sentido antropológico de recuperar un lenguaje ¿no? sino muy interesado en las posibilidades enormemente creativas y expresivas de ese lenguaje, cualquiera diría, bueno, pues que haga literatura ¿no? que escriba novela, que escriba… pero no me interesa la palabra silenciosa, no me interesa esa recreación de ese lenguaje que uno oye cuando lee ¿no? sino que me interesa llevarla un poco más allá y entonces ponerla en boca de un actor y que se convierta en la palabra teatral, como la llama Savater, esa palabra puesta en la boca de un actor, con las emociones de un actor, escrita para ser dicha por un actor. Yo por eso escribo para eso, para ser dicho, yo creo que, no sé ¿eh? No tengo idea si se lea lo que he publicado, pero debe ser difícil su lectura, debe ser difícil porque, sobre todo para alguien que no ha oído éste tono ¿no? debe sonar raro, aunque tiende mucho al verso, cuando estoy escribiendo me doy cuenta de que es casi, casi, casi el verso completo, podría tener esa ventaja, que tiene esa cadencia, pero si no la agarras, pues no, porque eso es de oído.

J.C. ¿Tú crees que has logrado un estilo, con tu teatro, me refiero no a los estilos teatrales predeterminados, sino a si crees que has logrado una forma auténtica de decir las cosas?

S.G. Mira, no sé si lo he logrado, lo que sí te puedo decir, es que han partido siempre mis obras que he escrito y dirigido, de una profunda honestidad, eso sí lo puedo asegurar, porque lo he hecho ¿no? Si lo he logrado, no lo sé. Lo que sí es que yo creo que como todos, tengo una voz propia ¿no? cuando se dice, busco una voz propia, bueno pues ¿qué la perdió? Creo que todos tenemos una voz propia y creo que esa voz propia, lo importante es que hay que ejercerla con autenticidad y eso es lo que yo intento hacer.

J.C. Oye Sergio y alguna vez o en alguna ocasión… digo, a muchos nos pasa ¿no? de pronto, que decimos; ya me cansé de estar con éstos temas, con éstas historias y de plantear determinadas situaciones y estructuras dramáticas, entonces voy a intentar un cambio e intentar escribir de otra manera ¿lo has tratado de hacer? Mira, te lo pregunto por esto, hay muchos dramaturgos que tratan de estar a “la moda” en la forma de escribir y tratan de leer todos los nuevos textos que están escribiendo los novísimos dramaturgos mexicanos, para no sólo en estilo, sino en formato y estructura escribir igual que ellos y estar a “la moda” ¿Has intentado tú, alguna vez, “modernizarte” de esa forma o persistes en tu honestidad para seguir escribiendo tu teatro?

S.G. Bueno, no es que persista en mi honestidad, sino que además no entendería esa supuesta modernidad que supone evolución ¿Me explico? No sé si escribir como yo escribo sea anticuado, yo aspiraría a que no porque, bueno, tendríamos que ir hasta Cervantes ¿no? y entonces, no sé en ese sentido si la modernidad persista o se conceptualice con respecto a los temas que se trate, pero en todo caso me parece interesante y válido que los jóvenes se estén ocupando de los temas que están ocurriendo en este momento y en estas circunstancias ¿no? pero no sé si eso signifique evolución o signifique simplemente mostrar tu preocupación sobre temas no mayor, ni mejor, ni más importantes, pero de manera distinta y en ámbitos distintos, entonces, no me siento un dramaturgo pasado de moda, yo creo que, bueno, la misma palabra supone de lo que hablamos, cuando hablamos de moda, hablamos de banalidad en ese sentido, de cosas que se lleva el viento ¿No? En el fondo, los planteamientos de los temas corresponden a… cada cabeza es un mundo ¿no? y cada cabeza vive este mundo de manera distinta y no somos la excepción los dramaturgos y los que nos dedicamos a esto y expresamos lo que más nos preocupa ¿no?

J.C. ¿Puedes determinar qué género dramático prevalece en tus obras que escribes o no le das tanta importancia?

S.G. No. No podría hacerlo. He tratado de hacer ese ejercicio después de escritas y después de vistas las obras y se lo he dejado más bien a quien lo comenta ¿no? y me he divertido mucho yo. Yo creo que hay un registro, incluso en una sola obra, que va de un registro de humor a una tragedia ¿no? Agua pasa por mi casa es un ejemplo que habla de eso; hay un fenómeno aquí en Sonora que me llama mucho la atención, que mientras mis obras se ven aquí con la mitad de la función con una carcajada y la otra mitad con un nudo en la garganta, en el D.F. y en otras partes se dan en silencio.

J.C. En el sentido de que no te preocupas tanto por los géneros , tanto cuando escribes una obra, como cuando la diriges, deduzco que hay una gran libertad, tanto en el autor como en el director ¿no? porque es una obra con un proceso creativo abierto en ese sentido.

S.G. Si claro, yo cualquier obra que voy a montar, la pongo en escena y la dejo que respire, que tome su camino… es la labor del director, yo creo y desde luego la comunicación con sus actores es importantísima para trazar éste plan ¿no? Vamos a ver como suena, vamos a dejarla sola, vamos, después, a irnos metiendo un poco con ella.

J.C. En el terreno personal ¿Tus miras son radicar aquí por siempre o has pensado alguna vez irte a la sierra o a alguna gran ciudad?

S.G. Fíjate que, desde luego, ya mi tierra es Sonora ¿no? espero poder salirme de la ciudad, un poco hacia la sierra y espero poder viajar dos o tres veces al año.

J.C. ¿Con proyectos de trabajo?

S.G. Una forma combinada. Quiero ir a Europa, me voy en diciembre, voy a pasar diciembre allá, tenemos la oportunidad de hacerlo porque mi mujer es portuguesa, entonces quiero volver a tener esa experiencia que ya viví alguna vez, pero ahora más tranquilo. Ahora estoy trabajando una obra sobre el padre Kino y me va a servir mucho estar por allá, quiero aprovecharlo para eso, quiero visitar bibliotecas, de hecho ya he estado en contactos con gente que sabe del tema, entonces, eso es lo que quiero hacer básicamente, pero, quedarme a escribir, seguir con mi Compañía, cumplir con los compromisos que tengo con el Sistema Nacional de Creadores y seguirle ¿no?


Cabaña en la sierra de Yécora, Sonora.

J.C. Ahora que entramos al tema de tu vida personal y que mencionas a tu mujer, que también es artista, es pintora, también tienes un hijo que egresó de la carrera de teatro en el CUT de la Ciudad de México ¿Qué tanto te retroalimenta el que un hijo tuyo se dedique al teatro también?

S.G. Es muy rica la relación con mi hijo, muy rica, a mi me sorprendió, yo no pensé que iba a estudiar teatro; él lo decidió, digamos en las vacaciones que anteceden a tu decisión; él termino la prepa y todavía no se decidía. Yo hice un montaje para una maquiladora en Nogales y su sistema de comunicación para transmitir una nueva forma de trabajar que iban a implementar en la compañía, era a través del teatro y me llamaron a mí, para que escribiera y dirigiera una obra exclusivamente para los empleados de esa compañía; que eran algunos, tuvimos que dar cinco funciones, entonces él estaba muy cerca de mí porque sí le interesaba mucho, sobre todo la parte técnica, escenografía y esto y se dio la oportunidad de que hiciera un papel, un papel chico, una cosa que… y se le abrió el mundo; me dijo: papá, esto es lo que yo quiero hacer.

J.C. Bueno, ahora que llega Mariano por acá –me refiero a Mariano Valdez, actor hermosillense que trabaja continuamente con Sergio en su Compañía y que llega en ese momento- y me acordé de tu equipo de trabajo ¿Consideras que es un equipo sólido el que tienes?

S.G. Yo creo que he establecido relaciones sólidas con los actores con los que he trabajado, porque la compañía no puede ser una compañía estable, Para empezar hay montajes que requieren dos, tres personajes y otros cinco y otros más, aunque ya son muy escasos los grandes repartos ¿no? Esto no quiere decir que no sigamos el contacto, que no sigamos hablando de los proyectos, que no sigamos ayudándonos en otros ámbitos como el técnico; es decir, lo importante es mantenernos juntos y poder generar, ahora sí, con esto de la modernidad que hablábamos, para poder generar empleos, es decir es importante que… por eso el ser cabecera de compañía implica no solamente la oportunidad que se me presenta de poder escribir y dedicarme a escribir, sino que tengo además que ver que no se me caiga el proceso de la compañía ¿no? y para eso hay que estar activos y para eso hay que montar y para eso hay que estar juntos, pienso que es una bonita relación.

J.C. Ahora que tienes la beca del Sistema Nacional de Creadores, de alguna forma pues yo viví ese proceso y de ahí surge mi pregunta ¿Cuál es la diferencia de cuando no la tenías en el sentido de la creatividad, de la creación de una obra de teatro, y cómo te hace sentir ésta beca?

S.G. Yo lo vería de éste modo; la primer experiencia que he tenido cuando supe que había sido aceptado en el Sistema nacional de creadores fue de un enorme compromiso, hasta entonces no había yo sentido el peso de ese compromiso porque lo decidía yo a la hora que me daba la gana, o que la necesitaba, yo era dueño absoluto de mis tiempos y más o menos llevaba el ritmo de dos obras al año, porque mientras nos consolidamos en la compañía, cosa a la que contribuyó Güevos rancheros, y nos pudimos sostener un buen tiempo, pues había que trabajar mucho, pero lo que te quiero decir es que la primer experiencia que tengo con el Sistema Nacional es ese compromiso, ese compromiso que de alguna manera me obliga a ser más disciplinado, bueno, el mismo proceso de postulación me obligó, y te quiero ser muy honesto; yo ya estaba buscando establecer un proceso de trabajo más definido, entonces, como que coincidió mi momento de dramaturgo, con la posibilidad de tener esa beca con un plan de trabajo, de alguna manera yo ya estaba buscando eso, entonces pues me cayó el compromiso y al mismo tiempo me dio el empujón final para entonces yo poder hacer un plan de trabajo, cosa que nunca lo había hecho y al hacerlo fui descubriendo que todavía me faltaba este tramo, y un poco en la línea de mi teatro, no sé si después haga otras cosas; estuve a punto de irme a otros asuntos, pero hay algo que no me dejaba, hay algo que me decía que todavía faltaba un tramo importante, puede ser en última instancia una veta inacabable, desde luego, pero para mis posibilidades, yo creo estos tres años de trabajo son los exactos, son lo que esperaba yo pues, incluso hay un pequeño giro al final de mi compromiso, que tiene que ver mucho con el quijote. Es una adaptación de un pasaje del Quijote; cuando se pierde en sierra morena y se desnuda; entonces esa sierra será mi sierra y ahí seguramente será un punto final a ésta búsqueda.

J.C. Te haré una pregunta que se ha vuelto común, pero que por la importancia que tiene, tal vez no suene común y si suena, pues que suene ¿no? ¿Alguna vez has pensado en abandonar el teatro?

S.G. No lo he pensado nunca, pero si lo he abandonado, es decir las circunstancias me obligaron después de que hice la tuba de Goyo Trejo. Nos vimos envueltos en situaciones políticas muy desagradables, de las cuales nosotros no teníamos culpa alguna, pero que pertenecíamos a un equipo que se diseminó, lamentablemente, y que no se supo aprovechar; con ese equipo, pues tú perteneciste a él, hicimos nada más y nada menos que la tuba entre otras cosas, entonces, ya habíamos emprendido el camino creativo, ya habíamos… digo… con un sueldo, de manera profesional, pues, porque lo veníamos haciendo desde hace rato, pero ya ahí, la cosa parecía distinta, y entonces me desvié un poco ¿no? eso no quiere decir que lo haya pensado, jamás lo he pensado, sino que en este caso, las circunstancias son las que me obligaron y luego regreso al teatro; no fue mucho tiempo ¿eh? Fueron tres, cuatro años, yo salí incluso de Hermosillo y me regresé para hacer Cananeas y luego de Cananeas empecé a hacer otras cosas y mi último montaje, en ese tiempo, La lucha con el ángel, de Ibargüengoitia, que por cierto fue estreno mundial, aunque después se anunció como estreno mundial en el D.F. ¡Aaah! Pues tú la viste esa obra, después me fui de director de la Casa de la Cultura, pero ser director de Casa de la Cultura, no me apartó tanto, yo vería más como abandono el anterior, que me alejé totalmente del medio teatral; luego de esa experiencia como funcionario, aunque desde luego impulsé lo más que pude al teatro, a mi regreso me recibe el teatro con; Güevos rancheros, entonces es cuando mi único barco es el teatro, y me recibe con los brazos abiertos y desde entonces a la fecha, te estoy hablando de catorce años, nunca he pensado en dejarlo, pero ahora además, no creo que vaya a haber alguna circunstancia que me obligue a hacerlo, espero, porque éste es mi camino, porque estoy muy contento de hacerlo, bueno, a estas alturas no podría hacer otra cosa, no abandonarlo, ni regresar como funcionario ¿me explico? Ésta es mi vida.

*Jorge Celaya, Becario del Sistema Nacional de Creadores de Arte 2000/2006, nació el 5 de nov. De 1960 en Altar Sonora, Méx. Es licenciado en Arte Dramático, egresado de la carrera de Arte Teatral de Bellas Artes (D.F.): poeta, guionista de cine, actor, dramaturgo, maestro, director y productor de Teatro; Son 22 sus obras escritas hasta ahora, de las cuales él mismo ha dirigido 8 y ha actuado en más de 20 puestas en escena, varias telenovelas y películas.

Contacte a Jorge Celaya: celaya85@yahoo.com


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