Te admiro porque te adentras en el cuerpo sin vergüenza alguna en un diplomático y hasta en un Chinaco. Porque te basta una Copita para dejar a cualquiera en Canicas si así lo deseas. Con Cuatro Copas, Dos Amigos se traicionan, discuten, pelean, cantan, bailan, brindan y nace una hermandad. Te rindo homenaje porque eres de sangre y Clase Azul: aunque hasta Don Julio te venda en la tiendita de la esquina. Porque eres capaz de ser Cuervo y divino San Matías a la vez.

Porque no naciste en 1921; al contrario, tu existencia trasciende Centenarios. Porque les facilitas al Capo y Patrón pasearse en su cuaco andaluz con Herradura de plata, gozando de su Hacienda de Oro como gallo giro de Espolón asesino. Centinela de tu Campo Azul y manipulador de Cazadores de sobriedad. Compañero en soledad, camarada de alegrías, Aficionado del fútbol, valiente en las conquistas, mi Buen Amigo.

Sí, eres hijo Prodigio ibérico, pero producto de la transmutación irreversible de tu Sangre Azteca y Corazón Maya. Te idolatro porque representas a todo un pueblo, indiferente a su Casa Noble, aun siendo exclusivo del valle Tapatío. Porque con el valor y valentía que me brindas después de tomarme un caballito como buen mexicano, puedo gritar a todo el mundo con orgullo, ¡Viva México!

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