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Escapes al son del Reguetón
Más que acorralado, iba aterrado, sin saber cómo regresar ni salir de ese silencio que había quedado después de la última pieza de aquel reguetón que seguía liberando cuerpos y flexibilizando pensamientos…
El autor, izquierda, junto con David Muñoz frente a una “licorera” del sector de Carolina, San Juan, Puerto Rico.
Foto: Edgar C./Culturadoor
Por Manuel Murrieta Saldívar
—Exclusiva de Culturadoor.com—
SAN JUAN, PUERTO RICO.- Salimos del coliseo Roberto Clemente siguiendo el auto de Edgar quien nos iba abriendo las entrañas del San Juan nocturno sin sospechar siquiera si íbamos al este o al oeste. El enjambre de autopistas y salidas era tal que yo sólo me limitaba a mirar, para no perderme, esas luces rojas y amarillas del chasís que indican parar o seguir. Era una urbanidad oscura y desconocida, apenas iluminada a ambos lados de la autopista por los enormes letreros indicando llegar a sectores como Carolina, El Yunque, Isla Verde o Loíza. No importaba en realidad saber en dónde estábamos sino seguir a Edgar a como diera lugar: él prometía revelar un cúmulo de sorpresas que iban a surgir una vez que estacionara el auto frente a su casa familiar, la primera vivienda puertorriqueña que apreciaba en su interior, emanando una ternura de madre que cuida al hijo antes de que inicie la ronda nocturna. De ahí Edgar saldría transformado, ya no como un profesional que cuida su local en un recinto ferial sino como joven experto en relaciones públicas que te conoce los ritmos musicales de la isla, sobre todo el de moda: el reguetón de Daddy Yankee o de Don Omar cuyas primeras piezas empezaron a resonar, desde un CD, ahora dentro de nuestro auto rentado vibrando ya de ritmo, de plática y humo de hierba verde.
La primera parada, en el sector de Carolina—lugar de nacimiento del héroe beisbolista Roberto Clemente—fue en un restaurante de comida mexicana. Le habían puesto de nombre “El Jalisco” y fue la única oportunidad para recargar nuestro vientre necesitado de alimentos antes de depositar algunas bebidas ambarinas que prepararan el ambiente. Sin embargo, el lugar clave no fue ése, sino un expendio de licores en donde, entre explicaciones de lo que es un jíbaro, especies de obreros y campesinos de extracción popular, sucedió una revelación: este lugar, y otros que husmeamos esa misma noche, eran el punto de reunión antes o después de acudir a fiestas o bares más formales que ofrece el San Juan underground.
—Aquí donde estamos—explicó Edgard con lo blanco de sus ojos tornándose ya amarillentos—son las “licoreras”, aquí compras cualquier bebida, cerveza “Medalla”, ron bacardí o don Q, vodka o tequila y las consumes sin ningún control. Incluso pasan enfrente las patrullas de los “perros”, los perros policías, como esa que va ahí, y no te dicen nada—hablaba mientras, en efecto, el auto policial circulaba lentamente con las torretas encendidas en azul y rojo mirándonos como toda su rutina.
Era verdad, en varias licoreras encontramos a decenas de boricuas curtidos, que a leguas se vía eran obreros, empleados de fábricas, de tiendas, choferes, proletarios y hasta bailarinas exóticas que en sus celulares mostraban una especie de álbum fotográfico con poses provocativas para cautivar a sus clientes, amigos y parientes. Ahí sucedió, ya como a las dos de la mañana, otra imposibilidad: un lujoso linconl negro se estacionó para surtir unas hainekens en botella, de él bajó un par de políticos que nunca supe si hacían postacampaña electoral, un baño de pueblo, o andaban igual que nosotros, ahogando sus penas y felicidades, buscando evasión después de las terribles jornadas de tensión diaria. Edgar, de inmediato, igual de sorprendido, nos reveló que uno de ellos era el vicepresidente de la cámara, nunca sabré si de senadores o diputados o lo que fuera, lo que luego se comprobó cuando el funcionario nos entregó su “bussines card” tras presentarnos como escritores y periodistas extranjeros. Como todo político, emitió su discurso, acaparó atenciones, nos husmeó detectando cómo nos podría utilizar para luego dejarnos con la palabra en la boca cuando quisimos debatir en verdad sobre la política isleña. Con despedidas imperceptibles y en un parpadeo, ya estaba de nuevo dentro del lincoln que arrancó calladamente entre el estruendo de carcajadas y aspavientos.
Pero la noche había sido antes más compleja, terriblemente extensa en transitar carreteras y descubrimientos de vidas a las cuales jamás había tenido acceso ni volvería a tenerlo, supuse. Al otro extremo de las licoreras, más hacia las periferias y durante el primer cansancio de conducir hacia lo desconocido, Edgar visualizó un auto compacto en medio de unos caseríos. De inmediato, como empujado, marcó el celular, a estas alturas un instrumento indispensable para no quedarse varado en los “tapones” de tráfico y para localizar esos contactos que deciden las rutas que se habrán de seguir. Sin embargo, el otro conductor, buscado por Edgar con desesperación, jamás contestó y recibí la orden de sonar el claxon, bajar velocidad, hacer como detenerse hasta alcanzar a ese desconocido quien arrancó de nuevo perdido entre un amplio bulevar. Pero el rojo de un semáforo hizo emparejar los autos y entonces lo vi: era otro joven más viejo, más experimentado en no sé qué, con finta de gurú reguetonero por su pelo ensortijado y enrollado hasta debajo de la cintura.
—Es “Horny Man”—informó Edgar—así le dicen, hace y deshace a reguetoneros, controla centros de grabación y hasta mueve a bailarinas, cantantes y prostis. Es como el padre del reguetón, el original, antes del que ahora está de moda.
Más sorprendido que nosotros, cuando ese hombre miró e identificó a nuestro acompañante entre los cristales del auto, le vino el alma al cuerpo:
—¡Coño, hijo de puta!, eres tú Edgar, creí que me andaban persiguiendo, por eso no contesté tu llamada ni me quise parar—confesó quizá temeroso por el sentimiento de persecución de quien sacia el hedonismo de los otros bajo el amparo de lo oculto.
De repente, como en dos que tres zancadas, observé a Horny Man, muy amable ya, ofreciéndome un vaso pequeñísimo de aquel ron placenteramente dulce que jamás había probado. En realidad lo había preparado el bar-tender afro boricua del pub donde ya estábamos transportados como en cinemascope. Mi panorámica entonces observaba homosexuales mulatos, el pago de un par de cervezas Medalla también para nosotros, una rocola emitiendo salsa de los ochentas, una mesa de billar con bolas en movimiento y prostitutas negras y regordetas atravesando bancos y mesas. Por la única puerta de entrada, casi percibía cómo las ondas de frío recorrían una callecilla quieta ya por la noche del domingo, unas voces y pasos de rostros oscuros que mariposeaban frente al local. Precisamente ahí, a la salida, se pactó el acuerdo: a instancias de Edgar, el padre del reguetón hizo una serie de llamadas a novias, amantes o mujeres con las que sostenía ciertos arreglos; luego mencionaron varios centros nocturnos en donde, con el simple hecho de aparecerse, tenían acceso directo como en el Lips, el Deja Vu, el Frenchis 2, el Divas, ubicados—alcancé a escuchar—en Santurce o al ingresar a la urbe sanjuanina.
Fue inevitable: la noche boricua ahora nos obligaba a recorrer de nuevo, y a gran velocidad, esas carreteras ahora si con un destino fijo previamente calculado en tanto que Horny, veloz rumbo a su amante, nos monitoreaba por un teléfono cada vez más lejano. Empezamos a detectar, entra calles bien iluminadas con neón de hoteles, restaurantes y alumbrado público, congales, discotecas, centros nocturnos, a rodearlos, circundarlos, rozarles casi sus paredes. En algunos, hacían cola para entrar infinidad de cuerpos femeninos coquetos, con glúteos alzados, listos para moverse necesariamente a ritmo de un reguetón tecno muy evolucionado, ese que ha conquistado al mundo, danza explícita que provoca al erotismo en todos sus matices—¡Levántate, ponte hiper!…Yo sé que a ti te gusta el pop rock latino pero este reggaetón se te mete por los intestinos, por debajo de la falda como un submarino y te saca lo de indio taino, ya tu sabes en taparrabo mama…
Edgar, sulfurado, paró de explicar su versión sobre el origen barrial del género, conocedor de los protagonistas centrales, y ordenó estacionarnos. Al momento de describir cómo se mueven los cuerpos y se gestan las letras reguetoneras, nos indicó la banqueta a seguir para llegar al Divas, recomendado por Horny Man, en una decisión que nadie discutió. Supe que todos estábamos de acuerdo cuando el guardia, el portero, nos revisaba ya con su detector de metales en busca de armas; al no encontrar absolutamente nada nos obligó:
—Son 10 dólares…
Tuvimos que pagar íntegramente el importe pregúntame aún cuál había sido la utilidad de habernos encontrado con Horny. Pero todo se fue al diablo cuando me bombardeó una sinfonía de congas, claves, bongos, sonidos de “plena” actualizada, moviendo a varias mujeres con faldas diminutas o pantalones ajustados, otras semidesnudas y pocas más ya totalmente desnudas. Indistintamente, temblaban sus piernas y sus traseros aceleradamente pero con ritmo, caminaban frente a la barra del bar, se acercaban a las mesitas de los clientes o subían y bajaban de esos espacios y tubos muy parecidos a los típicos bar topless que han invadido los rincones del planeta. La diferencia ahora era que se trataba de una amplia variedad de bailarinas, modelos, ficheras o sexo servidoras boricuas, dominicanas, cubanas, casi todas caribeñas, que hacían el mismo trabajo de todas partes: utilizar sus encantos para excitar a los hombres a fin de obtener 30 dólares por dos piezas bailables en un reservado desgastado y mullido…o 150 para un acostón en alguno de los cubículos a media luz roja y con todo el equipo completo para desinfectar los posibles virus que también se contagian al hacer el sexo mercantil.
Todos los movimientos indicaban, aunque lo produjese el reguetón, que las sesiones eran de tan sólo unos minutos, no tanto por los costos, sino por la frialdad del sexo pagado, minutos que para algunos eran eternos pero que de todos modos se olvidarían ante lo pragmático de la negociación y la ausencia de esa chispa cálida que produce el amor libre y voluntario. De cualquier manera, al salir de la cueva, la noche de San Juan se miraba distinta: ya no aturdía ni ganaba la prisa, ya no retumbaba el sonsonete, ahora era quieta como la suavidad del mar sin mareas, como la carretera sin embotellamiento, como la soledad de un borracho tumbado en plena banca o el volar de una gaviota sin luz. Edgar también, cansado del ritmo embrujador con que nos había enganchado, subió de nuevo al auto pero curiosamente extrajo el CD del naciente reguetón con el que había empezado la noche. Y se puso a sintonizar las radios efe mes:
—Estaaaaaa es una canción bellísima, es la nueva de Ricky Martin—confesó descansado, con los ojos entrecerrados y amarillentos, sin saber que esas serían las últimas palabras que iba yo a recordar antes de dejarlo de nuevo en su casa.
Entonces me descubrí solitario, atrapado en ese laberinto de carreteras, autopistas y caminos que al menor descuido nos llevaban a zonas selváticas, a mansiones como entrando a un sector residencial o a garitas de cuota que no tenían retornos. Me las ingeniaba cómo volver hacia nuestro lecho colonial del viejo San Juan, extrañando como nunca el canto de los coquís, guiando ahora sin ningún chasis que seguir. Más que acorralado, iba aterrado, sin saber cómo regresar ni salir de ese silencio que había quedado después de la última pieza de aquel reguetón que seguía liberando cuerpos, flexibilizando pensamientos, en alguna parte de esa madrugada que rápido me jalaba hacia un lunes límpido y soleado como cualquier horizonte de la isla…
© Contacte al autor: manuelmurrieta@culturadoor.com
La isla se peinaba la cabellera después de haberte visto directamente a los ojos, detrás de aquella amable sonrisa capaz de recrear el bolero ranchero compuesto por José Alfredo Jiménez a ritmo de salsa caribeña. Las guitarras no descansaban, sus cuerdas entonaban canción tras canción en medio de un mutismo guajiro, atascados de sudor fresco que acariciaba los rostros de todos aquellos que caminaban por las calles del Viejo San Juan.
APENAS EMPEZÓ…
Panorámica de la isla tomada desde el fuerte San Felipe del Morro. Fotos del autor/Culturadoor
Por David Alberto Muñoz
—Enviado especial de Culturadoor —
SAN JUAN, PUERTO RICO.- Una nube negra amenazaba con oscurecer el sol en medio de un día domingo en la isla, mientras los puertorriqueños caminaban realizando su rutina de fin de semana, asistiendo a ver el juego de béisbol, caminando por la avenida Roosevelt, siempre coqueteando, entre meneos de cadera y escotes bajos, los turistas vestidos de encajes aristócratas, disfrazaban las plazas frente al muelle donde se encuentra el hotel Sheraton, y donde los boricuas platican con su muy peculiar acento.
La isla se comportaba con bastante perspicacia, se peinaba la cabellera después de haberte visto directamente a los ojos, detrás de aquella amable sonrisa capaz de recrear el bolero ranchero compuesto por José Alfredo Jiménez a ritmo de salsa caribeña. Las guitarras no descansaban, sus cuerdas entonaban canción tras canción en medio de un mutismo guajiro, atascados de sudor fresco que acariciaba los rostros de todos aquellos que caminaban por las calles del Viejo San Juan.
A los lejos la estatua de Colón observaba el mar con aire de conquista, bajo sus pies los locales discutían sobre el eterno tema de quizás algún día lograr su independencia, mientras que el amigo de al lado casi gritando les decía:
—Así etá bien…hay mucha gente agringada en eta isla…
En la feria la gente continuaba pasando una tras otra, cientos de personas pagaban su boleto de entrada para comprar libros. Padres de familia visitaban los estantes buscando un libro para sus hijas de escasos ocho años de edad. De cuando en cuando teníamos la oportunidad de firmar algún libro, y mentiría si digo que no nos llenamos de orgullo al ver nuestro trabajo apreciado.
Descubrimos que a los mexicanos se les quiere mucho en estos lugares. Tuvimos el placer de conocer al hijo de Rafael Hernández, compositor de El Jibarito, y de bailar una cumbia con Mili, nuestra anfitriona. Para después montar la sala de prensa y trabajar al vapor dejando caer letras sobre nuestras computadoras, desgastando aquel placer creativo de hacer lo que nos gusta.
***
Montados en un automóvil con placas locales, nos movíamos de tal forma, que parecía que íbamos de norte a sur y de este a oeste, visitamos Carolina, Canovanas, Río Grande, Loiza, Isla Verde, Santurce, Hato Rey, Río Piedra entre tantos pueblos. Nos movimos entre jibaritos reunidos un domingo por la noche bebiendo a las afueras de una licorera, donde los perros (policía), pasaban cada cinco minutos simplemente asegurándose de que el orden permaneciera, mientras que todos consumíamos alcohol en la vía pública, y los búhos de noche salían con ojos de avestruz para darle vuelo a la hilacha.
Las noches de Puerto Rico saben a arroz con tostones; un perfume de azucena penetraba nuestro olfato en el mismo momento en que podíamos observar la gran belleza natural plasmada en la isla.
Como por arte de magia conocimos a un joven regetonero de nombre Edgar Raya, que fue nuestro guía por las noches calientes de Puerto Rico. Nos llevó a su hogar donde conocimos a su señora madre pudiendo palpar el sabor familiar de la isla. Además, tuvimos la oportunidad de conocer el estudio de grabaciones del famoso Don Omar, mientras el joven de 23 años de edad encendía un puro de hierba local, exportada de tierras rojo azul, traído por aire al islote.
Conocimos el restaurante Jalisco, donde se sirve comida mexicana; ahí pudimos apreciar nuestra bandera nacional junto a la de Puerto Rico, y mi compadre se tomó una margarita mientras yo comía unos tacos de carne de lechón.
Las horas pasaban con cierta lentitud, mientras que en un café, tocaban tangos a la caribeña, y las mañanas respiraban aire sin contaminación, en medio del parque de las palomas, y el lugar donde se inventó la piña colada, injertándonos minuto a minuto a la rutina alegre de todo poblador de este bello pueblo.
Las voces sonaban a ritmo jadeante mas a la vez avivado, infalible, pero de igual manera inexacto, sacudiendo sus cuerdas vocales embotaban los momentos a paso maduro. Y en las alturas, podía ver las banderas del conquistador y el conquistado, recordándome que este lugar es un estado libre asociado.
Sin darnos cuenta, nos llegó la mañana, después de haber recorrido casi media isla nos percatamos que ya casi había amanecido, y decidimos partir para descansar nuestros cuerpos que ya lo pedían.
Lo mejor de todo este asunto, es que apenas, la feria empezó…
© David Alberto Muñoz
David Alberto Muñoz, Ph.D.
Faculty Philosophy & Religious Studies
Chandler-Gilbert Community College
2626 East Pecos Road
Chandler , Arizona 85225-2499
(480) 732-7173
david.munoz@cgcmail.maricopa.edu
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El islote nos recibió con cierta melancolía, ya que a varias horas de haber pisado su suelo, el arrecife lloró dejando caer una lluvia que se nos antojó ser un llanto donde la alegría se derrama por medio de unas congas siendo tocadas a ritmo africano…
Típico callejón del mi viejo San Juan. Fotos del autor
Puerto Rico…tierra de mis antepasados
David Alberto Muñoz
—Enviado especial de Culturadoor—
San Juan, Puerto Rico.- Viajando entre océano y estaciones donde el tiempo parece haberse detenido, después de un viaje de más de seis horas, finalmente llegamos a la Isla del Encanto. El islote nos recibió con cierta melancolía, ya que a varias horas de haber pisado su suelo, el arrecife lloró dejando caer una lluvia que se nos antojó ser un llanto donde la alegría se derrama por medio de unas congas siendo tocadas a ritmo africano, mientras un hombre de color negro eleva la voz para decirle al mundo:
—¡Nosotros somos Puerto Rico!
En medio de calles angostas y una noche de parranda, los caribeños nos atendían con una increíble amabilidad, urbanidad quizás aprendida después de tener que vivir en medio de dos culturas, una conquistadora y una conquistada, donde la gentileza es una agradable forma de decir:
—¡Vete mucho al diablo!
Y el coraje simplemente representa a una muy insensible humanidad, donde el sujeto representa lo complejo que puede ser el vivir humano, y el mar lanza el oleaje a través de las sensuales caderas y sonrisas falsas-verdaderas que cada una de las mujeres de Puerto Rico, han aprendido a utilizar.
Te sentí dulce isla boricua, tus avenidas me recordaron la ciudad de La Habana, donde descubrí que el grupo Mana rifa, mientras Elvis Crespo canta su eterna canción de Suavemente , y la encargada de un restaurante medio alternativo llamada Felica, nos ofreció un plato extra sin costo, de cueritos de puerco, con arroz blanco, y unas cervezas Medalla , original de este lugar, donde El Morro espera a que los extranjeros invadan sus tierras para lanzar cañonazos, y desprestigiar a una isla llena de un ente totalmente femenino.
—¡Pinche Puerto Rico ya me flechaste!
En la feria, los cuerpos se movían casi sin un certero movimiento, al contrario, cabalgaban uno a uno entre familias, jóvenes mujeres, ancianos sabios, parejas descompuestas, gorditas sensuales, hombres de cabellera blanca proponiendo una antigua solución a la problemática nuestra, niños jugando a ser Tarzan y Bábalu, estadios vacíos que desde lo alto dispersaban una mirada de sorpresa, mientras que nosotros nada más nos movíamos entre esta rara situación llenos de alegría y anticipación.
Eres tierra húmeda, calor de mar, y además rodeada de peces que día a día intentan acorralarte y controlarte, tú elevas tus brazos llevando un son de virgen alertada, y la niebla de tus lluvias se convierte en un reflejo de tu ser, hembra desafiante, ente colonial, fluidez clara llena de pequeñas madejas donde la suavidad de tus playas descansa.
De pronto, cuando menos lo pensamos, nos llaman al escenario.
—Manuel Murrieta Saldívar, y Orbis Press reciben El Gran Premio Delegación.
—¡En la madre!
Nuestro amigo sube al escenario y junto con la primera dama de Puerto Rico, es celebrado por haber contribuido al perdido arte de la lectura, por medio de escribir y lograr publicar más de sesenta volúmenes, elevando la necesidad de leer, dando sabor a todos esos seres en busca de profundidad, creatividad y gracia.
El día se convierte en noche, llega la copa y la botana, los periodistas tomamos fotos y un compañero llamado Carlos M. Colombani me recomienda hacer bohemia en el Café 4 Estaciones , localizado en Plaza de Armas, Viejo San Juan. Ya que ahí el canto del nativo de la isla se traslada entre gritos incomprensibles de realidad.
Aquella canción que aprendí en mis años mozos viene a mi mente. Me trasporto a una realidad que de repente estoy viviendo. ¡No lo puedo creer! ¡Estoy en Puerto Rico! Rodeado de mar busco desplegarme sin razones y sensiblemente. Mientras los encargados de preparar la comida se movilizan para estar listos, mujeres blancas enseñan sus pechos descaradamente elevando sus minifaldas, y los machos fuman unos cigarros, mientras que los organizadores se pierden entre saludo y saludo diciendo:
—¿Todo bien mi amor?
Para después acogerte, dejándote caer ante una muy humana realidad incomprensible de saberte estar un pequeño punto de algún lugar del mundo.
Puerto Rico, ya te amo antes de conocerte íntimamente. Me causa risa el ver la forma en la que nos tratas a todos tus invitados. Como los celtas que de pronto descubro son escritores aficionados, o la delegación peruana que todavía esta buscando llegar del aeropuerto a su destino, o quizás los guitarristas chilenos que llegaron tarde preguntando por el Sr. Carvillo López de Cortés, que entre paréntesis, ya se fue a hace más de una hora.
Y de esta forma, cerramos nuestro primer capítulo en una historia en proceso de desarrollo. Entre accidentes de no saber donde hospedar al invitado, en medio de disertaciones donde Don Juan me menciona la novela La muñeca , escrita en 1895, que fue publicada nada más por ser una curiosidad del mundo literario, y que ya lleva más de cinco impresiones. Donde tu hospitalidad lleva mucho más que las frases a veces vacías de mi México que dicen:
—¡Usted perdone!
—Con su permiso…
—Después de usted…
Puerto Rico, eres tierra de mis antepasados.
© David Alberto Muñoz
David Alberto Muñoz, Ph.D.
Faculty Philosophy & Religious Studies
Chandler-Gilbert Community College
2626 East Pecos Road
Chandler , Arizona 85225-2499
(480) 732-7173
david.munoz@cgcmail.maricopa.edu
Adquieren Obras de Orbis Press en Puerto Rico
*La cadena “Librería Norberto Gonzalez, Inc.” los distribuye en forma exclusiva.
*Nuestras letras fronterizas, de migrantes y latina contemporánea ya circula en la isla.
El librero Norberto González, derecha, luego de adquirir las obras de Editorial O rbis Press en la IX feria del libro de Puerto Rico. A su izquierda, Manuel Murrieta, fundador y director de la editorial. Fotos: Muñoz/Culturadooor.
SAN JUAN, PUERTO RICO. Decenas de libros producidos por Editorial Orbis Press fueron adquiridos por la cadena “Librería Norberto Gonzalez, Inc.” una de las principales de la isla, que cuenta con tres sucursales en varias ciudades y va rumbo a su expansión. La mayor parte de las obras adquiridas fueron las presentadas por esta editorial en el marco de la feria como Zacatecas polvo y luz, de María Dolores Bolívar, México de mis recuerdos de David Alberto Muñoz y La grandeza del azar: eurocrónicas desde París de Manuel Murrieta Saldívar.
El acuerdo se dio durante los días finales de la IX Feria Internacional del Libro de Puerto Rico, celebrada del 11 al 19 de noviembre, luego de que el propietario de las librerías, Sr. Norberto González, escuchara las lecturas y conferencias de los autores mencionados y visitara el stand de Orbis Press, editorial que hizo viaje especial desde su sede en Phoenix, Arizona.
González adquirió de inmediato y en una sola transacción la totalidad de la producción que quedó de Orbis Press después de la venta al público durante los días de la feria. Esta editorial, una de las principales en producir de libros en español en el suroeste de Estados Unidos y de la zona fronteriza, iniciará a su vez una relación permanente para surtir de manera constante a la mencionada cadena de librerías.
El Dr. Muñoz junto a las obras adquiridas y que ya circulan en la isla
De esta manera, se asegura la presencia y distribución en la isla de literatura que refleja a los fronterizos, a los migrantes y latinos de hoy del suroeste de Estados Unidos y el norte de México. La cadena González distribuye a otras librerías, bibliotecas, universidades, escuelas y centros de estudio libros de interés general, textos escolares y universitarios en todo Puerto Rico, isla que cuenta con una población de unos 4 millones de habitantes y es el principal consumidor de libros en español en Norteamérica y sus territorios.
González cuenta con tres librerías y las más visitadas son las ubicadas en la Avenida Ponce de León # 1012 en el sector de Río Piedras, Puerto Rico y en el Recinto Universitario de Cayey, en Cayey. En estos lugares, ya empezaron a distribuirse la colección Orbis Press que también incluye, además de las obras ya señaladas, libros como Entre la sed y el desierto de Oscar Cordero, Madrid en la literatura y las artes de Jorge y Teresa Valdivieso, Soplo magicos disparates de Carlos Manuel Rivera, entre otros.
Ante esta adquisición y acuerdo, la delegación de la editorial arizonense consideró su participación como todo un éxito al presentar tres ponencias, participar en cuatro foros sobre periodismo y literatura, presentar tres nuevas publicaciones, realizar cobertura periodística sobre el magno evento en tiempo real, establecer contactos con colegas editores, libreros y autores además de realizar crónicas sobre la vida cotidiana y la cultura puertorriqueña que aún siguen produciendo y apareciendo en el portal www.culturadoor.com.
Era verdad, estábamos en Puerto Rico, micrófono frente a la boca, nuestros libros reposando en el mantel y abajo un público expectante rodeados por decenas de puestos y de gente curioseando y observando letras a mares…
ORBIS EN LA ISLA
Por Manuel Murrieta Saldívar
—Enviado especial de Culturadoor—
SAN JUAN, PUERTO RICO. El sonido ambiental en el coliseo Roberto Clemente repetía insistentemente la presentación de los libros recientes de Editorial Orbis Press en tanto que se preparaban micrófonos, sillas y botellas de agua en el presidium. Abajo, una pequeña mesita sostenía el póster de la editorial y las sendas obras traídas desde Arizona y Sonora especialmente para el acto. Por supuesto, también se iban arremolinando asistentes atraídos tanto por lo anunciado en el programa—la presencia de escritores mexicanos—como aquellos que escuchaban el inminente inicio a través de las enormes bocinas.
Cumplidamente, los organizadores ya habían colocado sobre la tarima un tríptico enorme con las portadas de nuestras obras. Lo único que faltaba, esa tarde de jueves 16 de noviembre, era iniciar luego de un largo viaje, no solo aéreo con escala en Houston o en Charlotte, North Carolina, sino también de años de estudio, de escritura y de producción editorial. El marco era fascinante: se trataba de presentar nuestros libros ante un público internacional, curioso y novedoso fuera del ámbito tradicional de México y Estados Unidos.
Y ahí estaban, muchas caras caribeñas, uno que otro de Colombia, España o de Perú, incluyendo “borimexes” y oriundos de la isla a la espera de nuestras palabras. Cuando la maestra de ceremonias, de cuyo nombre no puedo acordarme pero que fue un dechado de simpatías, anunció nuestros nombres y la apertura del programa, en nosotros recayó ese silencio que indica que toda la responsabilidad y la batuta está en tus manos, en nadie más, aunque busques apoyo o alguna pista de ayuda alrededor. Era verdad, estábamos en San Juan, Puerto Rico, micrófono frente a la boca, nuestros libros reposando en el mantel y abajo un público expectante rodeados por decenas de puestos y de gente curioseando y observando letras a mares.
Cuando la doctora María Dolores Bolívar, como era lo acordado, inició mi presentación, tomé aire, confieso que me desconcentré un poco y repetí cosas ya dichas por ella. Quizá quise recalcar que la obra: La grandeza del azar, eurocrónicas desde París, había sido galardonada en Sonora y era la primera vez que se presentaba, nunca antes en ninguna parte. Luego me dispuse a leer la crónica sobre la torre Eiffel, texto que describe cuando uno la observa por vez primera y que se había publicado en suplementos culturales como la edición del milenio en el periódico Imagen de Zacatecas.
Mientras leía, notaba a lo lejos caras de afirmación, seña universal de que, a pesar de uno estar envuelto en su voz y hablando un español distinto, siempre hay alguien que escucha con atención aunque no lo reconozcas. Yo quise leer no una sino varias crónicas pero a mi lado estaban mis colegas quienes, ansiosos al igual que yo, traían mucho qué decir y habían hecho el viaje especial prácticamente para estar juntos en lo que en esos momentos nos ocupaba. Supe que había terminado porque los aplausos, que siempre indican algo, me hicieron mirar a la izquierda para observar a Bolívar y a David Muñoz como pidiendo la palabra listos por aumentar la voz.
A David, aun cuando ya cumplíamos casi una semana de estancia, nunca le falla la voz ni la improvisación. Cuando se trató de presentar a María Dolores—lo que ya comentó en su crónica sobre la doctora—se lamentó de que no hubiera sido ella directora de su tesis de maestría en Arizona State University. La razón: su estancia de años en Zacatecas, viaje que de no hacerse, no hubiera estado presentando Zacatecas Polvo y Luz en esos precisos momentos. Ahí me di cuenta que formábamos un buen equipo ya que ni siquiera necesitábamos de moderador para presentarnos, con nosotros era más que suficiente. María Dolores, quien a esas alturas ya tenía seguidores, volvió a cautivar tanto a los que la seguían como a los nuevos que la escuchaban leer su texto “La Casa Vacía”. Fue todo un tratado de la soledad, esa que dejan los migrantes al abandonar sus terruños a los cuales regresan esporádicamente, o jamás lo hacen, dejando un reguero de cuartos desocupados y familias desmembradas. A estas alturas, las señoras puertorriqueñas con nexos mexicanos tenían unos ojos que prometían una comunicación autor-lector para conocer a fondo esas historias que también suceden en la isla…
Como lo había hecho ya en anteriores ocasiones en Phoenix, Nogales o Hermosillo, presenté a David Muñoz como de memoria visualizando ahora su perfil derecho y al nuevo auditorio caribeño. La inmensa sala ya estaba prendida por las lecturas de esos “autores mexicanos que vienen de Arizona”. Tener conciencia de esto me dio un nuevo aire, aumenté la voz y destaqué las virtudes cronísticas, académicas, literarias y amistosas de David quien, en el foro periodístico sostenido un día antes en la misma mesa, había tenido el valor de confesar, ante la pregunta de una estudiante:
—Mira, yo sí, yo si me aviento, no le temo a ningún tema tabú ni prohibido, a mí me encanta ver y escribir sobre parrandas, centros nocturnos, de cantinas, convivencias con la vida alegre y noches de caberets.
Por eso resalté que David escribe de lo que observa, lo que escoge vivir o lo que la vida le trae, claro, sin olvidar su trayectoria de más de siete obras publicadas y una habilidad para escribir sin pausa en cualquier escenario, sea un cubículo, una sala de redacción, un cuarto de hotel, un café Internet o una mesa de un bar. David escribe de lo que experimenta, remaché, como lo hace en la zona fonteriza y migrante de donde proviene: de ahí surgieron estos cuentos—expliqué—que forman su libro México de mis recuerdos. Y entonces, acercándose al micrófono, Muñoz tomó el libro, suspiró profundo y empezó su vozarrón a contar la historia de los jornaleros que buscan empleo en las esquinas de las ciudades de Arizona. Fue suficiente, el caribeño estaba sabiendo ya, en directo, de las vivencias del mexicano migrante que experimente “la compleja experiencia humana” dentro del mismo imperio que se apropió de esta isla a cañonazos como antes lo había hecho la ex corona española.
Tras los aplausos, ya todos como en confianza, recuerdo que expliqué que no habría una sesión de preguntas, sino algo mejor: estaremos platicando como amigos al tú por tú, aquí, enseguida de la mesa junto a nuestros libros, para sentir más cerca sus palabras y sus saludos. En efecto, así sucedería y no sólo con el público que se acercaba sino también con organizadores y libreros boricuas que a lo lejos nos habían escuchado y que son, ya, merecedores de otras historias…
Contacte al autor: editor@culturadoor.com
Su voz sonaba alerta, sus ojos no se cerraban, sus movimientos no la delataban…sonreía alegremente y comentaba sobre la feria y las actividades que vendrían en los próximos días al mismo tiempo que nos hacía caminar por el Viejo San Juan, a altas horas de la noche, tomando fotos en cada esquina…
La Dra. Bolívar en acción ante un panel y un público variado iberoamericano. Fotos del autor/Culturadoor.
María…mujer franca
David Alberto Muñoz
—enviado especial de Culturadoor—
San Juan, Puerto Rico.– Con suma destreza, utilizando no solamente su gran capacidad intelectual, sino también, el talento que como conversadora posee, la doctora María Dolores Bolívar dictaba su conferencia en la mesa titulada: “Crítica y entrevista literaria en el periodismo escrito y radial”, mientras que los visitantes a la IX Feria Internacional del Libro en Puerto Rico, continuaban pasando entre libros, cafés puertorriqueños, payasos, vendedores de frutas, organizadores, editoriales y un público hambriento de letras, cuestión algo rara en nuestro mundo actual.
María acababa de llegar, sin embargo, pese a no haber dormido en las últimas 24 horas, su voz sonaba alerta, sus ojos no se cerraban, sus movimientos no la delataban, al contrario, sonreía alegremente y comentaba sobre la feria y las actividades que vendrían en los próximos días, al mismo tiempo que nos hacía caminar por el Viejo San Juan, a altas horas de la noche, tomando fotos en cada esquina, al grado que se convirtió en una competencia entre nosotros.
Cada uno de los que asistíamos con Orbis Press, nos abrazábamos como niños chiquitos contentos de poder vernos nuevamente después de algún tiempo. Recordé las clases que María me dio hace ya muchos años, y la forma tan impresionante que dejó una huella marcada en mi vida, sin el deseo de sonar cursi o “besa traseros”, de verdad. Mi único reproche fue el verla partir hacia Zacatecas ante de dirigir mi tesis doctoral.
—¡Ya ni la chingas María!—fue el pensamiento que vino a mi mente.
Junto con la doctora Abdia Acevedo y la maestra Maya Valle, siendo moderados por Roberto Ramos Perea, la susodicha mesa se convirtió en un festín intelectual donde todos los participantes expresaban la necesidad de que los medios de comunicación reflejaran verdaderamente al pueblo, haciendo a un lado las grandes corporaciones y los grandes magnates que tienen la tendencia a controlar la prensa actualmente.
—Yo no miro en la televisión mexicana o estadounidense a individuos que reflejen cómo somos verdaderamente los mexicanos. Nada más veo güeras anoréxicas que sí las hay, claro las contratan, pero no representan la verdadera población mexicana—expresaba Bolívar con mucha seguridad en medio de las risas de aprobación de los presentes.
Por dos horas la conversación fluía sin que nadie de los presentes nos diéramos cuenta del tiempo transcurrido. Lentamente el público se acercaba y crecía conforme las palabras continuaban siendo expresadas para mostrar que los mismos medios están controlados por las élites que dominan los entes de producción económica.
La doctora Bolívar compartió su experiencia de haber vivido en tierras zacatecanas en México, y la forma tan peculiar en que logró que el mismo gobernador le hablara para decirle que no había lugar para ambos dentro de ese suelo. Llegó al punto de causar temor en nuestra compañera, que como madre de dos hijos inmigró por no querer ser destruida por la academia a tierras zacatecanas, para abrirse paso en el difícil mundo de las letras periodísticas.
Las realidades vividas por muchos periodistas son más que complejas. Sobretodo, cuando descubrimos que mientras vendamos la nota, mientras hablemos bien de los gobernantes, sea cual sea el país, mientras disertemos cosas “agradables” sin ninguna crítica fuerte, los poderes lanzaran una palmada sobre los creadores de la cultura literaria. Nos invitaran a los banquetes y quizás podremos beber gratis toda la noche, comer los grandes manjares, vivir en un mundo donde la realidad está disfrazada y no existen verdaderos problemas.
Sin embargo, cuando de nuestra pluma brote la caracterizada sinceridad que por ejemplo, en este caso, María Dolores Bolívar representa, surgirá el elemento de la sospecha, el peligro que provoca leer la verdad en la prensa escrita, o radial, que al menos en nuestro México, desafortunadamente todavía existe. ¡Cuántos periodistas no han muerto, incluso recientemente en el estado de Oaxaca, donde la verdad no es perseguida, por el contrario, la verdad es amenazada por los discursos oficiales que se entercan en decir que todo está bien y no existe ningún problema!
Así, de esta manera, por varias horas se platicó de los distintos combates que realiza la prensa por medio de la entrevista literaria, donde se hizo hincapié, en que los periodistas buscan encontrar sustancia dentro de sus diálogos, y de la misma manera, ya sea en la forma radial o escrita, la intención real es la de mostrar sin ninguna careta el rostro verdadero de la noticia, que por regla general incluye la denuncia de nuestros gobernantes.
—Los gobernantes son unos corruptos—expresaban las voces de aquellos sentados en la mesa.
Mientras los vocablos continuaban disertando, yo imaginaba a mi maestra dándonos la clase. La miraba con un cigarro en las manos mientras descansaba su rostro sobre el aire. Su pelo lacio caía sobre su frente mientras aquella mirada tan peculiar que posee, descansaba con cada uno de los presentes para cuestionar de inmediato las palabras que todos en las aulas de la escuela, luchábamos por no decir, porque no queríamos parecer ser ignorantes, cuestión que María lograba borrar solamente con sus diestras interpretaciones de una realidad que todos vivíamos.
De esta forma, ella logró llevar en alto su presencia junto con la nuestra, mostrando que dentro de la literatura periodística escrita o radial, existe un innovador elemento que es más viejo que el mismo ser humano: la verdad.
María es una mujer franca, inteligente y muy capaz, que representó no sólo a su país, a sus antiguos estudiantes, sino también a una editorial en proceso de obtener respeto por parte del mundo académico y literario.
© David Alberto Muñoz
David Alberto Muñoz, Ph.D.
Faculty Philosophy & Religious Studies
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Chandler, Arizona 85225-2499
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david.munoz@cgcmail.maricopa.edu
A juzgar por la asistencia, el movimiento artístico y cultural, y el cierre hasta las nueve de la noche, la novena feria se está convirtiendo en un éxito que coloca a la isla como uno de los principales impulsores de la lectura en español de los latinos que forman parte de Estados Unidos y de la zona del Caribe.
PUERTO RICO, EPICENTRO DE LAS LETRAS HISPANAS
El librero Norberto González, administra una de las librerías más populares de la isla y atiende el stand más visitado de la IX Feria. Fotos: David Muñoz/Culturadoor.
Por Manuel Murrieta Saldívar
—Enviado especial de Culturadoor—
SAN JUAN, PUERTO RICO.- Nov 14.- La IX Feria Internacional del Libro de Puerto Rico continúa con fuerza y mucho interés por parte de los participantes que han acudido día a día desde la inauguración oficial.
Desde el pasado sábado, las actividades han seguido su curso natural con la asistencia de cientos de personas que diariamente acuden para conocer a escritores y comprar los libros que estarán leyendo en las próximas semanas.
A juzgar por la asistencia, el movimiento artístico y cultural, y el cierre hasta las nueve de la noche, la novena feria se está convirtiendo en un éxito que coloca a Puerto Rico como uno de los principales impulsores de la lectura en español de los latinos que forman parte de Estados Unidos y de la zona del Caribe. Esta isla, se han escuchado ya unas voces, está echando la casa por la ventana para promover la lectura en la lengua que hablan cerca de 500 millones de personas en el mundo.
Así, han acudido una diversidad de promotores y editores como el coleccionista de periódicos antiguos, libros de viejo y primeras ediciones difíciles de conseguir, el colombiano John Jairo Martínez, experto en encuadernación y restauración, a quien encontramos aún acomodando decenas de libros antiguos, algunos de García Márquez impresos de manera humilde y sencilla en los años 60 de Colombia. Destaca también la delegación del Perú con su colección de los libros más pequeños del mundo, literalmente, que muestra y vende ediciones del tamaño de centímetros, no más de cinco, con obras de clásicos universales, de religión, autoayuda y comerciales.
Muñoz mostrando antiguos periódicos culturales de Colombia
En los recorridos a través de los diversos “stands”, suceden también los encuentros y acuerdos una vez roto el hielo: intercambios de obras con autores, organizadores y libreros como con expertos en García Lorca venidos especialmente de Granada, España y el poeta puertorriqueño Mario Antonio Rosa.
Asimismo, se han acercado empresarios como el librero Norberto González, que administra tres librerías en la isla interesado en la producción de obras mexicanas y de los latinos en Estados Unidos. Igualmente, aparecen los siempre escasos periodistas culturales, que valen por tres por su entusiasmo, como el colega Yanko Y. Farias, de origen chileno con varios años residiendo en San Juan y periodista de la agencia NotiRed quien ha realizado ya varias entrevistas con nosotros.
Igualmente, a pesar de lo exhausto de la agenda para los organizadores, ha habido tiempo para intercambiar palabras y planes como la encargada en logística, Mili Ortiz (abajo en la foto), quien, desde la llegada de las delegaciones, se ha ocupado en instalar a los participantes en sus lugares de hospedaje y preparar el escenario de las presentaciones.
Dentro de la infinidad de actos, es obligado destacar que este miércoles 15 de noviembre, a las 2:00 de la tarde, participa el enviado especial de Culturadoor, el doctor David Alberto Muñoz, quien disertará en la mesa titulada: “Periodista y escritor: límites de la noticia y dos visones de la realidad”, con su ponencia titulada: “Todavía escribo”.
Por su parte, el próximo jueves 16 de noviembre la Editorial Orbis Press presentará oficialmente el libro “Zacatecas polvo y luz” de la doctora María Dolores Bolívar junto con “México de mis recuerdos”, del propio Muñoz, y “La grandeza del azar: euro crónicas desde París” del que esto escribe. El acto se llevará cabo en el Café de los Poetas y está programado para iniciar a las 4 de la tarde con duración de dos horas.
Ese mismo jueves, la doctora Bolívar participa en la mesa “Crítica y entrevista literaria en el periodismo escrito y radial” junto con Abdia Acevedo de la República Dominicana, Mario Antonio Rosa, Mayva Valle y Carmen Leonor Rivera de Puerto Rico. Los foros de periodismo y literatura cierran el viernes 17 de noviembre con la mesa “Periodismo y sociedad: las grandes corporaciones, la noticia y su efecto en la sociedad”. En él participan periodistas y editores de Dominicana, de la misma isla y de México.
Invitamos a los lectores del sector de San Juan a seguir visitando el espacio ferial, Coliseo Roberto Clemente, sobre el bulevar Roosevelt, junto al centro comercial Plaza de las Américas, el más grande de la zona del Caribe como lo mencionan los boricuas a quienes se les ha pedido instrucciones para llegar cuando suceden embotellamientos del tráfico y no se conoce del todo las rutas viales. ¡Ahí nos seguiremos viendo!
Contacte al autor: editor@culturadoor.com
LA LECTURA ES EXITO Y FELICIDAD
La primera dama de Puerto Rico, Luisa Gándara, al cortar el listón inaugural. A la izquierda de la gráfica, José Luis Vega, director del Instituto de Cultura Puertorriqueña y a la derecha José Carvajal, presidente de la feria y detrás aparece Dalia Nieves, vicepresidenta de la misma. Fotos: David Muñoz/Culturadoor.
* Luisa Gándara, primera dama de Puerto Rico, inaugura la IX feria del libro
* Editorial Orbis Press recibe premio
* El periodismo, invitado especial
Por Manuel Murrieta Saldívar
—Enviado especial de Culturadoor—
SAN JUAN, PUERTO RICO. Nov 11.-La lectura no sólo es la base del éxito sino también de la felicidad, definió hoy aquí la primera dama de Puerto Rico, Luisa Gándara, momentos antes de ser inaugurada la IX Feria Internacional del Libro de esta nación caribeña en el coliseo Roberto Clemente.
Explicó que el marco del evento es perfecto para conseguir el mejor regalo que se puede hacer y que nadie puede quitar, “la educación”, que comienza con la lectura y la apreciación por los libros.
Momentos después, el presidente de la feria, José Carvajal, y el patrocinador central, José Luis Vega, Director del Instituto de Cultura Puertorriqueña, declararon formalmente inauguradas la actividades y posteriormente cortaron el listón junto con la primera dama, quien a su vez recibió un premio por su difusión a la lectura, e hicieron un recorrido por las decenas de locales de libros instalados en el recinto. En el marco del extenso acto inaugural, se entregaron una serie de reconocimientos y premios a diversas figuras de la cultura, la literatura y el periodismo puertorriqueños así como a participantes y delegaciones de esta novena feria.De esta manera, las doctoras Josefina Rivera de Álvarez y Mercedes López Viral recibieron sendos premios por su vida entregada a la investigación, enseñaza y difusión de la literatura puertorriqueña. Recibieron también estas distinciones, Oscar Serrano, presidente de la Asociación de Periodistas de la isla ya que el periodismo ha promovido el evento y es ahora el invitado de honor; Aura Rodríguez, de servicios bibliotecarios; Javier Santiago, de Cultura Popular; Alexis Mazol, de Casa Pueblo, entre otros.
Editorial Orbis Press recibe reconocimiento
Una grata sorpresa para Editorial Orbis Press, de Phoenix, Arizona, surgió cuando Dalia Nieves, vicepresidenta y directora de la feria, al ir anunciando a los merecedores de reconocimientos, pronunció el nombre de esa casa editora, y a su fundador, para recibir “El Gran Premio Delegación en reconocimiento a la excelencia y labor de la delegación que preside. Otorgado en San Juan, Puerto Rico, sábado 11 de noviembre de 2006″. El premio consiste en una estatuilla en bronce de El Quijote y Sancho Panza empotrados en un cubo de madera tallada.
A la feria asisten otras delegaciones de intelectuales de Colombia, Perú, España, República Dominicana y Estados Unidos quienes junto a decenas de libreros, impresores, editores puertorriqueñas empezaron desde por la mañana a presentar sus productos literarios en la duela del gran auditorio del Roberto Clemente.
Editorial Orbis Press recibiendo el premio a la mejor delegación
Los organizadores, a su vez, tuvieron gran cuidado de mencionar a todos los involucrados en la realización de este evento que participan como patrocinadores, logística, difusión y promoción, como el Instituto de Cultura Puertorriqueña, el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico, el periódico El Nuevo Día, el Canal 6 de televisión, El Ateneo Puertorriqueño, la Universidad de Puerto Rico, los Servicios Bibliotecarios, Cultura Popular, y el programa Lee y Sueña impulsado por el gobierno de la isla.
Inmediatamente después de la inauguración, la comitiva realizó un recorrido por las decenas de locales mereciendo especial atención aquellos que exhiben una amplia variedad de obras sobre la cultura caribeña, el origen africano de Puerto Rico, su relación con el resto de América Latina y los Estados Unidos, obras que refuerzan la identidad y el conocimiento de los boricuas y su apreciación por su cultura.
De forma interesante, destaca también locales en donde se aprecia la presencia de una variedad de frutas y vegetales producidos en la isla a manera de muestra de la producción agrícola y preservación ecológica de la isla ya que la feria, al mismo tiempo, muestra los logros y promueve la concienticación y cuidado del medio ambiente que se ha hecho en los últimos anos.
Las actividades se extenderán hasta el 19 de noviembre e incluyen foros de mesas redondas, presentaciones de libros, conferencias, eventos musicales, lectura creativa y muestras de teatro y perfermens. Más información en el portal de la feria en: www.filpuertorico.org/
Contacte al autor: editor@culturadoor.com
PHOENIX, ARIZONA.- La Editorial Orbis Press confirmó la presentación de las siguientes obras en la IX Feria Internacional del Libro de Puerto Rico la cual se inaugura este sábado 11 de noviembre de 2006. México de mis recuerdos del David Alberto Muñoz y La grandeza del azar: eurocrónicas desde París de Manuel Murrieta Saldívar. Con la presencia de los autores mencionados, el acto se llevará a cabo el jueves 16 de noviembre en el pabellón del Café de los Poetas, Coliseo Roberto Clemente de San Juan, Puerto Rico a partir de las 4 PM. Estas obras entrelazan el periodismo y la literatura, tema central de la feria puertorriqueña, ya que se componen de crónicas, testimonios, relatos y narrativa. Como una primicia y exclusiva para Culturadoor.com, transcribimos a continuación las reseñas respetivas.
MÉXICO DE MIS RECUERDOS
De David Alberto Muñoz (Doctor en filosofía de la religión y Director del Departamento de filosofía y religión en Chandler-Gilbert Community College)
México de mis recuerdos representa el intento de un escritor migrante por plasmar su experiencia de haberse integrado a una cultura distinta, mas a la vez seductora, que combina aspectos a veces opuestos, pero inscritos en el imaginario humano. Ser inmigrante en los Estados Unidos de América representa un reto, sobre todo para el mexicano criado en las normas sociales, culturales y económicas de un pasado cercano, inmediato, es decir, de un México no aceptado del todo por el anglosajón. David Alberto Muñoz nació en el Distrito Federal en 1959 pero en 1975 emigra al “otro lado” descubriendo que es ciudadano del “imperio rojo azul” ya que su padre es originario de suelo estadounidense. Sus textos llevan una fuerte carga social mientras que él, como escritor, prefiere descansar en los anales de la “compleja experiencia humana”. Logra así comunicar un mensaje todavía ignorado no sólo por la literatura dominante, sino por todas esas fuerzas políticas, sociales y económicas que nos controlan. Su literatura sencillamente expresa las vivencias de los migrantes antes de llegar y ya viviendo dentro del país del “Tío Sam”. Es un discurso sensato, pero en muchas ocasiones en contra de lo establecido, que permite que resalte la voz humana como un canto de toda esa población nómada sedienta de ser interpretada. Por ello la trascendencia de estos cuentos que no son un simple documento social que atestigüe hechos, sino que se erigen como un diario que mantiene viva la voz del inmigrante.
LA GRANDEZA DEL AZAR: EUROCRÓNICAS DESDE PARÍS
De Manuel Murrieta Saldívar (Doctor en letras hispanas, fundador y editor general de Editorial Orbis Press y Culturadoor)
Pocas veces la crónica como género literario alcanza dimensiones novelescas. Partiendo del tradicional modelo de contar sucesos a medida que van sucediendo, Manuel Murrieta Saldívar en La grandeza del azar: Eurocrónicas desde París, refleja un panorama indagador, tangible y profundo de aquel continente del que tanto nos hablaron. Es la mirada de un sonorense multicultural que viaja por las calles de París, Madrid, Salamanca, Roma, Ámsterdam, entre otras urbes, descubriendo y desmitificando. Uno se olvida de que lee una crónica ya que el gran manejo del lenguaje conquista a la audiencia sutilmente al hacernos entrar a la creación de una nueva calaña literaria. Nos adentra de tal forma que parece ser la trama de una novela contemporánea. Utilizando un estilo ya cuajado, Murrieta Saldívar nos lleva desde “Esperando a París”, hasta “Las delicias del regreso”, pasando por “El tamaño del Papa”, “Tras Don Porfirio”, “La vida en un metro” y “El regreso del sueño imposible”. Crónicas con un aroma a realidad vivida pero con el sello de la imaginación, temple reservado para aquellos escritores que no escriben para vivir, sino que viven para escribir. Saturada de geniales trazos en su descripción de personajes, lugares y sucesos, esta obra promete permanecer en los anales de la literatura de principios del siglo XXI, donde los mitos existentes desaparecen para crear nuevas propuestas que permitan entender más lo complejo de la experiencia humana.
Nuestras letras fronterizas en Puerto Rico: se anuncia oficialmente que el 16 de noviembre se llevará a cabo la “Presentación de los libros más recientes de Orbis Press” en el recinto “Café de los poetas” del Coliseo Roberto Clemente. María Dolores Bolívar presentará Zacatecas, polvo y Luz, David Alberto Muñoz su cuentario, México de mis recuerdos y Manuel Murrieta presenta La grandeza del azar: eurocrónicas desde París, ganadora del Concurso del Libro de Sonora, México, en 2005.
Esperan cien mil visitantes en la IX Feria del Libro de Puerto Rico
Escena del malecón que conecta el aeropuerto con la isla, San Juan, Puerto Rico,
Foto: K.Schroeder/Culturadoor.
Por Silvia González
—Redacción Culturadoor—
Imágenes: Culturadoor
SAN JUAN, PUERTO RICO. Directivos de la IX Feria Internacional del Libro de Puerto Rico (FIL-PR) confirmaron la presencia de Editorial Orbis Press y Culturadoor en este evento que luego de ocho ediciones se ha convertido en uno de los más importantes en la región del Caribe. En esta ocasión se llevará a cabo del 10 al 19 de noviembre del 2006 en el monumental Coliseo Roberto Clemente de la capital boricua.
El Presidente de la Feria, José Carvajal y la Vicepresidenta ejecutiva, Dalia Nieves, formalizaron la participación a través de sendas cartas de invitación en las que también se precisa la asistencia de los autores de Orbis Press y Culturadoor, doctores María Dolores Bolívar, David Alberto Muñoz y Manuel Murrieta Saldívar quienes presentarán sus más recientes obras, impartirán conferencias sobre literatura y periodismo, tema central de la feria, además de hacer crónicas y artículos sobre el magno evento.
José Carvajal, Presidente FIL PR
Dalia Nieves, también Directora de Actividades Culturales y Profesionales de la IX Feria, explicó que la asistencia de Orbis Press se debe a la variedad y calidad de su producción literaria que en mucho representa lo más actual de la literatura fronteriza, de los migrantes y de los latinos que escriben en español en Estados Unidos y la frontera con México. Ratificó que el “stand” donde se exhibirán los libros y firmarán obra los autores de la mencionada editorial es el # 1604 del coliseo Roberto Clemente (ver plano más abajo).
Asimismo, los organizadores decidieron otorgar un foro especial, dentro del amplio programa, para presentar en exclusiva las obras de los autores ya citados. De esta manera, se anuncia oficialmente que el 16 de noviembre, de las 4 a la 6 pm, se llevará a cabo la “Presentación de los libros más recientes de Orbis Press” en el reciento “Café de los poetas” del Coliseo Roberto Clemente. Así, se confirmó que María Dolores Bolívar presentará su obra nueva Zacatecas, polvo y Luz, David Alberto Muñoz su más reciente cuentario, México de mis recuerdos y Manuel Murrieta presenta La grandeza del azar: eurocrónicas desde París, obra que acaba de ser publicada por el Instituto Sonorense de Cultura al resultar triunfadora en el Concurso del Libro de Sonora, México, en 2005.
Dalia Nieves, además, decidió incluir a estos autores dentro de los foros de conferencias dada su probada preparación y trayectoria no sólo académica y literaria, sino también periodística. De hecho, estarán escribiendo crónicas, artículos y entrevistas con la intención de promover la feria en el suroeste de Estados Unidos y el norte de México a través de los espacios de Culturadoor.com, periódicos, revistas y listas electrónicas donde colaboran con frecuencia.
Dalia Nieves, Vicepresidenta y directora de actividades
Nieves, también poeta, pintora y académica, agregó que participarán prestigiadas editoriales de España, República Dominicana, Argentina, Estados Unidos, México, entre otros países en tanto que de Puerto Rico participan el PEN club, el Instituto de Estudios del Caribe, la Universidad de Puerto Rico y editoriales como Ancla, ICP y ediciones Puerto. La feria, dentro del tema central, Literatura y Periodismo, ha organizado foros, mesas redondas y conferencias con reconocidos periodistas de la isla y del extranjero. Se incluirán también actividades de lecturas, música, declamación, teatro y una serie de presentaciones sobre tema ecológico. Consultar programa completo en: www.filpuertorico.org
Por su parte, Carvajal abundó que la FIL-PR se ha convertido en la ventana cultural más importante de Puerto Rico ya que atrae una población escolar de más de 12,000 estudiantes de escuelas públicas y privadas. Durante los nueve días que dura esta fiesta del libro y la cultura, más de 95,000 personas, entre ellas educadores, bibliotecarios y escritores se darán cita para compartir, en un espacio único, el mundo del libro y de la lectura.
El presidente de la FIL-PR, a su vez editor e industrial, dijo que a través de sus ya ocho ediciones, la feria ha creado fuertes alianzas con diferentes instituciones, entre las cuales se destacan: Ateneo Puertorriqueño, Fundación Nacional para la Cultura Popular, Museo Casa Canales, Instituto de Estudios del Caribe, UPR, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Desarrollo Holístico para la Niñez Temprana (DEHONITE), RICOH de Puerto Rico, Corporación para la Difusión Pública de Puerto Rico, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico del Recinto de Río Piedras, Programa de Servicios Bibliotecarios del Departamento de Educación Pública de Puerto Rico, entre otras.
Finalmente, Carvajal y Nieves hicieron una invitación a la comunidad latina, la fronteriza, a anglosajones y méxicoamericanos a visitar, disfrutar y “navegar en la magia del libro y la lectura para todos juntos convertir a Puerto Rico en “Una Isla de Libros”, como lo maneja el slogan ferial.
Logo Oficial de la FIL-PR
Más sobre la FIL Puerto Rico
Visión
Desarrolar en Puerto Rico un evento anual con convocatoria internacional de todos los profesionales del libro, de la información y de la tecnología aplicada a la educación. La Alianza con la FIL-PR busca establecer lazos de trabajo mediante la estrecha colaboración con diversos sectores de la industria, Banca, Comercio e Instituciones Civicas, Culturales y Gubernamentales de Puerto Rico Para el Logro y alcance de propósitos afines al fomento de la lectura.
Misión
Convertir a Puerto Rico en punto de enlace del libro en español entre la comunidad hispana de los Estados Unidos e Iberoamérica.
Objetivos de Alianza FIL-PR
- Fomentar y desarrollar la industria del libro.
- Fomentar la lectura en todos los niveles en Puerto Rico a través de actividades regionales.
- Organizar Ferias Regionales del libro.
- Aportar libros para bibliotecas.
- Invitar escritores extranjeros a la FIL-PR.
- Ofrecer Talleres y Conferencias sobre el libro y la lectura.
- Convocar Certamen de literatura anualment.
- Convocar encuentros literarios por regiones.
- Publicar libros de interés general.
La Feria Internacional del Libro de Puerto Rico, entidad sin fines de lucro, debidamente registrada en el Departamento de Estado de Puerto Rico, establece Alianzas para consecución conjunta de:
- Fomento y desarrollo de la industria del libro
- Apoyo a la FIL-PR
- Apayo enconómico para infitación de escritores a Puerto Rico en el marco de la FIL-PR
- Fomento de la lectura para todos los niveles
- Fomento de la escritura a través de Talleres y certámenes literarios
Plano de la feria, en amarillo se indica el local, stand, de Editorial Orbis Press
10 al 19 de Noviembre de 2006
Coliseo Roberto Clemente
San Juan, Puerto Rico
Información: 787-721-0844
Fax: 787-725-0861
Alianzas
Bufete Mario Prieto Batista | Auspicio Oro |
El Nuevo Día | Alianza |
Fundación Nacional Cultura Popular | Alianza |
Senado de Puerto Rico | Platino Plus |
WIPR | Alianza |
DEHONITE | Alianza |
Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe | Alianza |
Facultad de Ciencias Sociales de la UPR de Río Piedras | Alianza |
Instituto del Caribe de la UPR | Alianza |
RICOH de Puerto Rico | Auspicio Plata |
Servicios Bibliotecarios del Departa mento de Educación | Auspicio Bronce |
Fundación Francisco Carvajal | Auspicio Oro |
Por: edward martell en Mar 10, 2014
Saludos, deseo saber si me ayudan a encontrar el siguente cancionero navideño libro primero 1977, autor Rafael Pilo Suárez. Gracias
Edward Martell
edwardmrtll@yahoo.com