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TEXTO HOMENAJE

Aquí viene lo bueno: la palabra

El poeta Alonso Vidal, al centro, haciendo periodismo cultural en los jardines del antiguo hotel Internacional de Hermosillo, Sonora. A la izquierda el ensayista Alberto Dallal y a la derecha, el periodista Manuel Murrieta, década de los ochentas. Vidal, a causa de un infarto, falleció el pasado 29 de mayo en su domicilio de la calle Heriberto Aja en su natal Hermosillo. Tenía 64 años de edad. Autoridades del ayuntamiento y universitarias de la capital sonorense le han brindado guardias de honor y homenajes. Sus cenizas han quedado depositadas en la Capilla del Carmen en un nicho familiar Foto: archivo Culturadoor.

…posteriormente los incluí en mi reportaje de Poesía Contemporánea, que no es antología, es un reportaje sobre lo sucedido de los 50 años de la poesía.
Alonso Vidal entrevistado por Carlos Sánchez, suplemento Voces del Desierto, 21 nov. 1999

Alonso Vidal es tan buen poeta como periodista y escritor; halago y me recreo mejor en su prosa como sucede con Octavio Paz, Emilio Pacheco, Marco Antonio Montes de Oca o Vicente Riva Palacio, excelentes narradores. Alonso también es didáctico en la crónica y el reportaje vivencial que se adiciona a lo cotidiano, interior, leve y real de la colección de vida sonorense. Así de coloquial y sencillo que remata con una sentencia aludida al personaje o escenario que va describiendo con sentimiento y calidad escénica.
Mayo Murrieta, suplemento Voces del desierto, 21 nov. 1999

Por Manuel Murrieta Saldívar

Una de las obras más polémicas de Alonso Vidal fue en su momento Poesía sonorense contemporánea 1930-1985 la cual podría fungir como una reconstrucción no sólo de la literatura sino de la vida de muchos sonorenses dedicados a las letras. Al definirlo el propio Alonso como un “reportaje”, contrarrestó las críticas que lo consideraron falto de sistematización y metodología. Y es que Alonso no fue un investigador ni teórico sostenido por alguna institución académica sino que fue un poeta, periodista y cronista que se las arreglaba por sí mismo desarrollando sus propias formas de crear e investigar. Es decir, fue un escritor contestatario que utilizaba la intuición para producir belleza y conocimiento como explicaremos aquí. El “reportaje antología” sobre poetas sonorenses de Alonso, así como gran parte de su obra de periodismo cultural, son producciones alternativas frente a los ambiciosos estudios académicos y proyectos editoriales que se erigen como discursos dominantes al ser avalados por teorías e instituciones de prestigio.

La antología de Alonso, en cambio, fue el esfuerzo del poeta periodista, su intento de escritor alterno que propone sus propias concepciones, visiones e ideas sobre las letras sonorenses. Alonso entonces era el “Otro”, era el distinto que se expresaba por sí mismo para observar pero sin eliminar ni sus sentimientos ni sus emociones. Operaba exactamente como lo hacen los columnistas y cronistas, según menciona Carlos Monsiváis, de manejar “con beligerancia la subjetividad sin culpa del escritor”. En su obra-reportaje sobre la poesía sonorense, Alonso trabajó de manera diferente al clásico científico social y del teórico literato; él opera distinto, no era el investigador atiborrado de teorías o el científico social que con su pretendida “objetividad” eliminan de sus análisis las emociones intensas distorsionando así sus descripciones, removiendo variables claves para sus explicaciones.

Alonso no. Él incluía emociones y sentimientos, tomaba postura, criticaba con subjetividad pero con conocimiento de causa. Y hasta creaba su propio método y sistema: acumulaba poemas y libros inéditos de aquí y de allá, archivaba recortes y revistas en su estudio, salía a la caza de poetas desconocidos, se inmiscuía en redacciones de periódicos, en cantinas y bohemias a domicilio. Es decir, penetraba en la comunidad real, en la vida cotidiana con su engranaje y tejido de intereses y pasiones humanas. De esta manera, Alonso no portaba pretensiones de científico social ni teórico de la literatura, sabía y reconocía las complejidades de los habitantes y poetas que observaba porque también él se sentía como ellos.

Al ofrecer su propia visión y contrarrestar las dominantes, Alonso se revelaba como un ser humano que sentía, pensaba y se expresaba por y para sí mismo: su reportaje-antología sobre la poesía sonorense, reconstruye, así, la vida de los protagonistas de las letras sonorenses con Alonso como ojo y criterio ordenador. Ahí, como también en sus suplementos literarios, rompe con la autoridad, desarrolla el libre juego de diferentes sistemas estéticos, libera voces silenciadas y ofrece denuncias, quejas o propuestas de expresiones poéticas no surgidas a la luz debido a la imposición discursiva de los centros oficiales del conocimiento, la cultura y la información.

Alonso Vidal también operaba de manera “autoetnográfica” en el sentido de acudir a instancias en las cuales sujetos marginados emprenden tareas para representarse y representar a su comunidad de manera distinta a los términos, formas y géneros del discurso o investigaciones tradicionales. Si el texto etnográfico es el medio a través del cual los investigadores y académicos oficiales e institucionalizados se representan para sí mismos sus respectivos objetos de estudio, el texto autoetnográfico, como la antología de Alonso, es aquél que los marginados construyen como contrarrespuesta o diálogo.

Poesía sonorense contemporánea, así, responde y dialoga con el resto de estudios, investigaciones, narraciones, ensayos, es decir, con la representación ideológica de aquellos académicos, científicos y teóricos que construyen, desde su perspectiva dominadora, una imagen de la literatura sonorense para cumplir con sus intereses económicos, políticos, de su ciencia, su investigación y sus instituciones. Mucho de la obra de Alonso es autoetnográfica porque es pieza importante para revelar historias de subyugación y resistencia, como los poetas y mensajes antologados de la generación de los 60s, 70s y los de publicaciones marginales que él incluye.
Por otro lado, la formación ideológica de Alonso Vidal, en su relación real con la sociedad como poeta y periodista, despierta en él un sujeto estético. Este sujeto, siguiendo al filósofo Henri Bergeson, utiliza la “intuición” como visión del mundo, como forma de observar la realidad. Alonso parecía captar y teorizar a partir del método de la intuición. Se identificaba más con la estética, con la belleza, no con la razón ni la metodología, para la producción de su poesía, para realizar el rescate de escritores sonorenses y su periodismo cultural. El sujeto estético de Vidal plantea, pues, que lo sistemático, lo lógico, no debe ser lo que mueve al poeta- periodista sino fundamentalmente el simple goce de vivir. Y el goce de vivir significa despojarnos de una serie de elementos teóricos y prejuicios establecidos por lo institucionalizado, tanto de las ciencias sociales como de la sociedad de consumo.

El sujeto estético de Alonso, entonces, “capta y teoriza” a través de la “intuición” y el goce, busca constantemente espacios y situaciones en la zona sonorense para satisfacer el gusto en lo que Alonso consideraba bello, disfrutable, amistoso. Para este propósito, incluso, estaba dispuesto al sacrificio, literalmente: no se sujetaba a ninguna institución académica, educativa o gubernamental; no se alineaba a ninguna teoría dominante, era fiel a su trabajo de escritor y promotor a pesar de nulos o bajos salarios; soportaba vivir como marginado económico, cultural y sexual, es decir, sufría el escarnio de la sociedad patriarcal y homofóbica.
Alonso, siempre en condiciones adversas, así como se las arreglaba para subsistir, se las arreglaba para lograr el goce estético y escribir. En su visita a las cantinas, en el llevar flores a una escritora por las noches, en los olores y colores de un menudo durante la madrugada, el lado estético de Alonso experimentaba la catarsis. Se abría, escogía su porción de realidad, la poetizaba y conseguía un poema o un nuevo amigo. Era el goce estético total, la irreverencia alternativa y la escritura contracorriente, un ser humano vital despojado de lo efímero. Era, pues, el poeta. Yo así lo conocí y lo quise, yo así aprendí que la poseía y el periodismo real está afuera, en contacto directo con el mundo, es decir, con la gente y la naturaleza. Por eso lo queremos, lo buscamos y lo toleramos, poeta-periodista no alineado, irreverente, libre, siempre en condiciones de producir y compartir belleza, poética y humana.

Así lo hizo en Poesía sonorense contemporánea, en sus suplementos culturales como Bogavante, en sus consumos de tarros de cerveza por la calle Yánez después del cierre de edición…siempre dialogando con emotividad y pasión, reconstruyendo sin tanta metodología, produciendo poemas y conviviendo con poetas, al alimón, gracias al sistema emotivo inventado por Alonso que así cobró fama y eternidad, no sólo en medio social sonorense y nacional, sino también en no pocas bibliotecas, universidades y círculos literarios del extranjero. ¿Una muestra más?: he aquí dos de sus frases contagiantes, surgidas en esos momentos de arrobamiento, nosotros locos de poesía y fraternidad, liberando por ejemplo una paloma desde la azotea de su apartamento o entrando al bar con pluma y libreta: “¡Silencio señores, aquí viene lo bueno, la palabra!”. O esta otra que, conociéndolo, seguro estoy se la aplicó al instante de ingresar a su cielo poético: “¡Que muerte tan simple, el corazón se para… y al hoyo!”…

Contacte a Manuel Murrieta: editor@culturadoor.com

El colega y compañero universitario , Jesús Valenzuela, envía a Culturadoor una entrevista que le hizo hará unos meses al recién fallecido Alonso Vidal. Al parecer es una de las últimas que se le hizo en forma y aquí la reproducimos con su autorización.

El éxito se logra con ganas y algo de talento: Alonso Vidal

. No creo en las Musas, pero sí en el talento, en los sentimientos profundos, en el amor que mueve hasta los cerros, dice el poeta.

Por LCC Jesús Valenzuela Mexia

Convaleciente, después de un corto período de estar hospitalizado -padece de insuficiencia cardiaca y otras complicaciones- Alonso Vidal nos recibe en su casa para que relatarnos su vida como escritor y promotor cultural, de cómo se inició y dedicó a ello con tan buenos resultados y éxito. Antes quisimos saber qué significa para él la Universidad de Sonora.

Sus años como promotor cultural suman casi medio siglo. Ante una simple pregunta “rompehielo” Alonso marca, “hablando en plata” un montón de cosas.

“Guardo en mí un arsenal de sucesos vivos, ciertos, alegres, tristes, una visión lejana de muchos maestros, alumnos, autoridades, uno viven, otros se han ido, que fijamente veían el porvenir y parecían adivinar el advenimiento futuro universitario que se vive hoy a plenitud. La Universidad de Sonora y es mi segunda casa, así lo siento humildemente”.

¿Y respecto a lo primero que te pregunté? (como se inició como
escritor)
“Fue casi por “chiripada”, puse ganas y algo de talento, querer ser alguien, digno de servir a los demás. Lo logré gracias al apoyo que me ofrecieron muchos que creyeron y confiaron en mí. De adolescente fue mi madre -maestra- quien de un modo seguro me empujó por este camino.

Inicié a “garabatear” textitos cuando cursaba la secundaria en Nogales donde me crié.
Regresé a Hermosillo, donde nací, a continuar mis estudios. Aquí mi Ángel de la Guarda y tutor intelectual fue el “Mister”, Profesor Enrique García Sánchez, quien me guió en las lecturas y conocencias que me fueron fundamentales. En esa etapa me topé con Leo Sandoval “El teacher”, fue mi maestro y compañero en la ACES, “Eso fue por allá a finales de los 50’s.

Conocí también -y nos hicimos “cuates”- a Luis Enrique, hijo del profesor. Los dos nos iniciamos en esto al mismo tiempo. Leo (Sandoval) un poco más tarde.

Un mediodía de 1961 encontré a Abigael Bohórquez en el Teatro del Museo y Biblioteca. Me impactó su presencia y dinamismo. Lo nuestro fue amistad a primera vista. Me invitó a ser parte de su incipiente grupo de amistad a primera vista. Me invitó a ser parte de su incipiente grupo de escribas y actores. Armó en la revista La Opinión, un suplemento que se publicaba los domingos y se titulaba Hoja de Cultura.
Empezamos a publicar: Juan Manuel Corrales, Lydia Espinoza, Abel Pino, Homero Estavillo… Pronto ensanchamos nuestro radio de acción. Invitamos a Carlos Moncada, Juan E. Guerra, Sergio Calderón Valdés, Ofelia Parodia.

Dos personajes que me fueron claves fueron Mosén Francisca de Avila y Alicia Muñoz Romero. Sin querer queriendo formamos la generación literaria de los 60’s. Bohórquez se fue a radicar al Distrito Federal en 1962″.

Y a la Universidad de Sonora, ¿Cómo y cuándo llegaste?
“Nuestro primer contacto directo -porque los anteriores fueron
indirectos- fue en febrero de 1962 cuando el entonces jefe de Extensión Universitaria, Roberto Monteverde, me invitó, junto con Horacio Sobarzo, a participar en el programa Sábado Cultural que promovía la casa de estudios.

Para 1965, el rector Manuel Canale me llamó para que me hiciera cargo de la Dirección de la Librería Universitaria. Ahí organicé las sesiones sabatinas como Cafés Literarios que tuvieron una generosa acogida por seis años, semana a semana, sin fallar.

En 1971 salí de la Unison y laboré en la Universidad Autónoma de Sinaloa y luego me fui a radicar a la Ciudad de México.

A mi regreso, a finales de 1973 me reincorporé al periódico Información y posteriormente, el rector Manuel Rivera Zamudio me invitó de nueva cuanta a la Unison donde me desempeñé como encargado de Difusión Cultural durante toda su administración.

También trabajé en esa misma actividad con Manuel Balcázar Meza.
Después me incorporé al periódico El Nacional y en 1995 regresé a la Unison ante la invitación del rector Jorge Luis Ibarra Mendívil en la labor de asesor cultural de la Librería Universitaria, “donde me mantendré hasta que me corran”, comenta no sin antes soltar una picaresca sonrisa”.

¿El periodismo cultural que realizaste y realizas, te sirvió de apoyo para tu creación literaria?
“En cierto sentido sí. Me dio nombre en el ambiente intelectual, pero principalmente lo aproveché para dar a conocer el talento y potencialidad de jóvenes valores y de esa manera agradecer el apoyo que a mí se me brindó en otros tiempos.

Afortunadamente lo logré a través de suplementos que dirigí y que se publicaron en distintos medios impresos: “La llama y la palabra”, “El minutero del sononauta”, “Academus” y “Bogavante”. Este último fue el suplemento que a mi ver, fue el más prolífico.

También hacía difusión cultural y promovía a nuevos valores en columnas diarias tales como: “La honda de David”, “La ballena de Jonás”, “El hijo pródigo”, “El talón de la salamandra”, “La zarza de la tórtola” y otros.
Actualmente colabora en el suplemento “Perfiles” de El Imparcial.

¿Cuántos libros has publicado?
De poesía hay obras como: “Del amor y otros incendios”, “Ceremonia de Verano” y “La raíz del ángel (Antología Mínima)”; “Paráfrasis de cantos y poemas indígenas del noroeste de México y Arizona”.

Obras bibliográficas que escribí fueron “Los nuestros” y del género novela está “La madriguera de los Cobra”. Actualmente estoy trabajando -y por terminar- otra obra cuyo título tentativo es: “Polvos dorados de aquellos lodos”. Pronto lo verán.

Librepensador, como se describe, -“de otra manera fuera una ostra”, dice-, Alonso responde a una serie de preguntas en corto”.

¿Crees en las Musas?
“No, pero sí en el talento, en los sentimientos profundos, en el amor que mueve hasta los cerros”.

¿Polémico?
“Depende del cristal con que se me juzgue y mire”.

¿Qué te enfada?
“La mentira, la traición”.

Volviendo a la Universidad de Sonora. ¿Sigues colaborando con ella?
“Claro en todo lo que puedo, ya señalé que es mi segunda casa. Soy asesor cultural comisionado en la Librería Unison. Trabajo en un taller con un grupo de jóvenes escribas y cantautores de varias carreras. Además tenemos el programa “Las lecturas de la lechuza”.

Hay muy buena retroalimentación y el rector Pedro Ortega Romero nos alienta y apoya generosamente”.

¡Descanse en paz el maestro Don Alonso Vidal!

David Alberto Muñoz

“Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta”.

Proverbio

No pretendo haberlo conocido muy a fondo, ni tampoco deseo idealizar vanamente su vida como se hace por regla general cada vez que muere un poeta o escritor de trascendencia. Sin embargo, Alonso Vidal dejó una curiosa impresión en mí. Tuve la oportunidad de conocerlo hace un año, en el evento literario Horas de Junio 2005. Era un hombre de baja estatura con una mirada penetrante, las cejas bien abultadas y los labios gruesos. Su presencia se hacía sentir desde el momento de verlo a distancia con una mirada medio maligna en su rostro. Fue precisamente mi colega y amigo Manuel Murrieta quien me lo presentó. Sus ojos me observaron de pies a cabeza. Esa noche estaban haciendo un homenaje a Alicia Muñoz Romero. El maestro Vidal subió con cierta lentitud al escenario observando a cada uno de los presentes, y cuando lo presentaron, la sala que estaba a su máxima capacidad, estalló en un fuerte aplauso de agradecimiento. Muchos de los escritores presentes habían sido alumnos de Alonso.

—¡Es el maestro!

—Don Alonso…

—El todavía vivo…Alonso Vidal…

No recuerdo con exactitud que fue lo que leyó Don Alonso aquella noche. Debo de reconocer que no lo empecé a leer sino hasta después de haberlo conocido. Lo que sí recuerdo fue el gusto tan especial producido en muchos de los que tuvieron la oportunidad de conocerlo más a fondo, hacer bohemia con él, y ser influenciados de alguna forma por sus letras o personalidad periodística.Al siguiente día pudimos verlo una vez más. Platicó brevemente conmigo y me dijo observándome directamente a los ojos:

—Si quieres escribir tienes que vivir…la literatura sin vida es agua que apesta.

Posteriormente el tiempo, el evento y la vida misma tomaron control de nosotros. No sé adonde teníamos que ir. Lo que siempre tendré en mi mente fue la imagen cuando Manuel se despidió de él con un cariñoso beso en la frente. La sonrisa de aprecio que Don Alonso Vidal nos dio creo que es digna de recordarse. ¡Qué bueno que pudimos despedirnos de él de esa forma! La vida es tan breve, los días se convierten en meses y los meses en años. Creo que es mejor vivir la vida que perder el tiempo en estúpidos pleitos causados por nuestro propio egoísmo humano. Cuando menos lo pensemos, todos nos podemos ir.

¡Descanse en paz el maestro Don Alonso Vidal!

Está aquí aquél
que un día incierto
bajó de un norte de colinas,
aquél que navegaba
un mundo en poesía sin saberlo.

Poema del maestro Vidal escrito en 1964

© David Alberto Muñoz

Aquella tarde hablamos de tí…

Por Felipe Larios / Dossier Politico. Hermosillo,Sonora.

Querido Alonso:
Me llamó mi compadre Oscar Castro.
Eran las tres con doce minutos de ayer, cálida tarde de lunes primaveral que de pronto se tornó oscura, triste, fúnebre mayo 29 que quedará registrado para siempre en mi memoria.
El Oscar me dijo que le habló el Víctor Hugo Barrera para decirle que habías fallecido. El Cheyks, el buen Cheiks, tu gran amigo, entre nervios, desconsuelo y sollozos le había avisado que te acababa de encontrar muerto en tu casa, allá por la Heriberto Aja.
¡Pinche Alonso!.. Hasta para morirte fuiste especial. Muy especial, diríase mejor.
Y te confieso que no me sorprendió la noticia, sí en cambio sentí un violento impacto en mi corazón.
Hace unos días, en una tarde como tantas, platiqué con el Ismael Mercado.
Él andaba a medios chiles así que la conversación estuvo animada, bien hilada y salpicada de las ocurrencias del papatzul.
Como sabes, Mercado es medio sentimentalón y que yo no interpreto mal las rancheras. La conversación inició en la política para luego pasar al terreno del periodismo.
Aunque a Ismael y a Tí los conocí mucho antes, la aventura que compartimos en El Información se convirtió en referencia inevitable.
Recordamos muchas de las cosas de aquel inolvidable periódico.
Hasta hablamos bien del negro Muñoz; del madril Soto, el pesar Sotomayor, el gallo Gallegos y del guachapori Flores; Hicimos trizas al teniente Castillo, al güero López Escalante y al mestizo Valenzuela, ninguno se salvó de la andanada. Recordamos pasajes del chino Hernández, el cheyks, el maret, Jesús Larios, de la Lety Castro, la Gaby Munguía, y de tantos otros camaradas que vivimos con pasión e intensidad ese episodio de nuestras vidas.
Recordamos con tristeza a los amigos que se fueron: Mavel Brizuela, Jorge Ontiveros y Ramón Andrés Molina.
Ahi fue cuando Ismael comenzó con sus clásicos pucheros. Se puso sentimental y a mí me invadió esa mazoquista sensación de angustia.
Y hablamos de tí…
Sacamos cuentas y resultó que desde los tiempos de El Información a la fecha habían pasado casi 25 años. Un cuarto de siglo y a la vez un segundo.
Hablamos de tí…
Y repasamos aquellas interminables sesiones en el Pluma Blanca o con el chato en el Seven… Dimos cuenta de las maratónicas reuniones en la casa del niñón Larios y las amanecidas por fuera del periódico bien entequilados esperando la edición del día. Nos carcajeamos de la huelga, de los madrazos que le pegabas en tus escritos a los rectores de la cultura oficial de aquella época.
Y hablamos de tí… De tu precaria salud… Del desenlace inevitable y cada vez más cercano…
Y el mercado volvió a llorar… y me contagió su llanto.
Porque hablar de Alonso Vidal no es cosa menor, tú lo sabes bien, muchas veces lo dijiste en público y en privado, lo presumías y que yo recuerde nadie cuestionó esos excesos de vanidad.
Hablamos de tu talento… de tus irreverencias… de tus críticas muchas veces despiadadas… de tu valentía y arrojo… de tu inquebrantable obsesión por el trabajo… de tu poesía…
Hablamos de tí… y de todas tus virtudes, grandes virtudes, grandes debilidades y grandes defectos… aunque tu grandeza no lo fuera entratándose de la estatura física.
Y hablamos de tí… Y de tu extraordinaria trayectoria… de tu riqueza espiritual y de la pobreza material con la que siempre viviste…
De tu solidaridad con los nuevos escritores…de tus pleitos con los viejos escritores… de tus guerras y tus treguas…de tus amores y desamores… del vaquero… de tantas cosas.
Hablamos de tí Alonso… de tu amasiato con la polémica.. De tu complicidad con la irreverencia.. de tu enemistad con la mediocridad…
Y hablamos de tí… del amor sagrado que le profesaste a tu madre… de tu pinche corazonsote en donde no cupo tanto cariño, tanto amor, tanta amistad…
Y hablamos de tí… hablamos de tí, y de ti hablamos y hablamos hablamos y hablamos hasta que de nuevo otra lagrima rodó por la mejilla del Ismael… y a esa le siguió otra, y otra, y otra. Así hasta que una lagrima rodó también por mi mejilla… aquella como la de hoy.
¡Pinche Alonso!.. Hasta para morirte fuiste muy especial…
Tu amigo que te quiere.

Felipe Larios Gaxiola

Alonso: la rosa sin espina

Por Rubén Duarte Rodríguez

El poeta Alonso Vidal falleció este lunes 29 de mayo por la tarde. Las letras sonorenses y de todo el mundo de habla hispana están de luto. De él escribiría Abigael Bohórquez:Faltaba como la espina a la rosa lo total para ser rosa. Y de esta doctrina de esperanzas, no sé como -debía ser porque era necesario- nació a las letras de Sonora, Alonso Vidal. No lo he descubierto, pero hubiera querido. Basta decir que lo encontré y es ahora total la rosa definitiva para que Sonora tenga su grupo joven de escritores que necesita.Su manera de escribir reúne acertadamente fluidez, imágenes afortunadas, profundidad, amenidad y fuerza; la construcción en él se apareja al buen decir; escribe como si supiera que a la disciplina y fervor intelectual debe agregarse la verdad de la sinceridad consigo mismo.

Como un modesto homenaje, reproducimos el siguiente texto de Inés Martínez de Castro:

La copa dorada del dionisíaco Alonso Vidal

Hace casi quince años, se presentaba el poemario de Alonso Vidal De metamorfosis o la copa dorada de Dionisios, en el auditorio de la Sociedad Sonorense de Historia. Después de los comentarios de los presentadores sobre la obra, tocó el turno al autor quien siempre abundante, habló sobre los pormenores escriturales del poema y de las una y mil tareas que es preciso realizar para que finalmente salga a la luz un libro. Después, se refirió a la actividad literaria y cultural de la región, de la cual él siempre ha sido protagonista destacado y, que en esa época, compartía con otro controversial personaje, Darío Galavíz Quezada, quien no había asistido a la presentación pues unía a ambos una atronante enemistad propia de la convivencia frontal de dos fuertes personalidades. El caso es que ya en el calor de los comentarios, Alonso llegó a Darío, y su discurso fue subiendo de tono hasta que finalizó con un rotundo “chingatumadre” que rodó hacia el atónito auditorio. Esto es parte del rejuego que le da sabor al “parnasito pueblerino”, hubiera afirmado Abigael Bohórquez. De esa presentación, quedó en mi memoria el enfrentamiento de dos coprotagonistas de la vida literaria sonorense y no la obra presentada que, en la relectura, gratamente he redescubierto.

Pero ¿Qué tiene que ver esto con el análisis de la obra literaria de Alonso? Recordar la colorida anécdota, solo una de las muchas que han sazonado el quehacer del escritor —quien nos debe en una autobiografía esperada—, me lleva a concluir que su obra literaria ha sido poco estudiada porque él siempre ha estado presente como difusor de la literatura, periodista, animador cultual, editor, es decir, como canal a través del cual otros creadores se han proyectado a lo largo de los años, en raras ocasiones, lo he oído hablar de sí mismo y de su obra. No se puede decir que haya utilizado los medios a su alcance para autopromocionarse y esto habla muy bien de él, de su generosidad hacia la obra de otros y de una particular modestia que tal vez no le guste mucho mostrar, no lo sé. Por otro lado, y aunque no esté acorde con muchos teóricos, la obra de un escritor es inseparable a su queahacer en otros ámbitos de lo cotidiano, así, es imposible pensar en Mosén Francisco de Avila, el poeta nogalense, sin recordar las máquinas que fabricaba y reparaba.

Pero volvamos a Metamorfosis o la copa dorada de Dionisio, de acuerdo con Mario Arturo Ramos quien firma el comentario de la cuarta de forros, sorprende en el poema la solución rítmica, la frescura y movilidad de los versos, pero además sorprende la renovación de la tradición en el uso del mito griego como metáfora, que llega a su cumbre en la poesía del siglo de oro español y sigue reutilizándose hasta agotarse en épocas posteriores, hasta su casi total extinción a principios del siglo XX. Así, el mito griego ha sido sustituido por otros mitos como elementos poéticos, sin embargo, Alonso Vidal lo resemantiza y le imprime un ritmo novedoso con la versificación libre y un sentido de posmodernidad, al combinar el lenguaje legado por la tradición que se entrelaza con un lenguaje contemporáneo. El primero utilizado en la parte que aparece en las páginas impares que se imprimió en itálicas en tinta verde, como las hojas de las parras, y el segundo tipo de lenguaje, el más contemporáneo, en las parte que aparece en las páginas pares, en redondas, en tinta violeta, como las uvas.

Estos dos tipos de lenguajes identifican a dos hablantes poéticos, el primero narra el mito, es juguetón y móvil: “Un escuadrón alegre de barcas/ los sigue,/mecido por dorados efluvios;/ báquides y enloquecidos sátiros/ arden como fragantes frutos/ en temblorosa marea de gozos./A su paso se acarician de deseo los juncos/ y en las marismas vitorean y aplauden/ las hojas con manos de asombro.” (Vidal, 1990: 27).

El segundo hablante poético es más profundo y épico, y su voz tiene un carácter fundacional: “La rosa cardinal desamodorra sus brazos./Hay un misterioso pregón/ de norte a oeste,/ de este a sur,/ una boreal expansión de retornos,/un ir y venir de terrestres algas/y una liberación desordenada/ de acuartelados pájaros/ que cantan, que anuncian,[…]” (Vidal, 1990:30) . Ambas voces, distintas, se entrelazan en una unidad final, festiva y dionisíaca, pero sin perder su particular carácter. Lograr esto que ha alcanzado Alonso Vidal en el poemario no es fácil, es producto de un conocimiento profundo del lenguaje y su manejo, de una amplia cultura literaria y un dominio implacable del oficio.

Por todo esto, estoy de acuerdo con lo que afirmaba la escritora Alicia Muñoz sobre Alonso “Ella leía cosas mías. Un día me dijo: —Oye Alonso, tú eres poeta” (Galavíz y Von Horn, 1990:31), sí, además, Alonso Vidal, el poeta, conoce muy bien su oficio.

Ha pasado tiempo desde la aparición de Metamorfosis…, Alonso ha publicado novelas, relatos y ensayos, se le ha homenajeado y reconocido, un concurso de poesía lleva su nombre y, a pesar de su frágil salud, sigue siendo un referente ineludible de la actividad cultural local, sin embargo, aún es una tarea pendiente estudiar y difundir su obra

LA LIBRERÍA DE LA UNI-SON LLEVA SU NOMBRE

—Texto cortesía de Jesús Alberto Rubio para Culturadoor—

Por su notable trayectoria y calidad como escritor, periodista y promotor cultural, la Universidad de Sonora (Unison) puso por nombre del poeta Alonso Vidal a la Librería Universitaria.

En la ceremonia llevada a cabo frente a la librería ubicada en el Edificio del Museo y Biblioteca de la institución, el rector Pedro Ortega Romero le expresó que “la Universidad de Sonora, la cuna y cama de las artes; el cielo de la sensibilidad, nuestra alma mater; la madre más sensible e inteligente de los sonorenses, rinde hoy un reconocimiento a uno de sus poetas”.

Ante la presencia del ex rector Moisés Canale Rodríguez, también expresó que “su amor a la institución, su trabajo desempeñado con entrega y profesionalismo y su poesía que nos ha regalado en tantos libros, quedará de manifiesto a través de los años”.

Destacó que la institución se honra en reconocer a un distinguido intelectual, quien ha luchado por décadas por el engrandecimiento del arte y la cultura en Sonora, señalando que “hacer poesía es la actividad más sublime del hombre y Alonso lo hace; es también uno de los actos de mayor inteligencia y dar testimonio de las grandes pasiones del hombre; es jugarse la vida en un trozo de papel; es mostrarse al mundo, escondidos a veces en metáforas y otras veces con el rostro descubierto…”.

En el acto, le hizo entrega de una edición especial que con motivo del reconocimiento a Alonso Vidal fue producido por la Librería Universitaria con el título “Y es entonces cuando con furia te amo” que contiene poesía de él y que fue obsequiado entre los asistentes, quienes al concluir la ceremonia pidieron al poeta laureado se los autografiara.

A su vez, el poeta laureado manifestó su gratitud “que recibo con genuina humildad”, otorgado por la institución e hizo una relación de su trayectoria por el campus universitario a partir de 1962 en el campo de la cultura y el arte, expresando un reconocimiento al rector Pedro Ortega Romero por ser sensible las manifestaciones creadoras y culturales y quien le acompañó para encender de manera simbólica el letrero “Librería Alonso Vidal”.

En la ceremonia, el escritor René Avilés Fabila, se refirió al homenajeado como “La historia del poeta Alonso Vidal es una historia escrita a fuerza de poemas, poeta desde niño, sensible en extremo ante las manifestaciones del arte, se decidió por hacer versos espléndidos, pero también maestro al fin hizo suya otra profesión fascinante, promotor cultural, buscador de talentos, cazador de otros autores y otras obras, generoso y capaz de ayudar a los demás”.

Por su parte, el también escritor Alberto Dallal, definió a Alonso Vidal como “encaminador de almas” dijo que “no ha podido vivir al margen de iniciar en la poesía a mucha gente, no sólo a lectores, sino a hacedores de poesía, que es lo más difícil en el mundo y él lo ha logrado. No se ha concentrado en su obra solamente, sino que ha estado inquieto por lo que le rodea”.

También se tuvo la participación de los integrantes del programa “Las Lecturas de la lechuza” con mensaje de l cartonista Eleazar Bórquez “Cheyk” y lectiura de poemas de Alonso Vidal de los jóvenes Iván Ballsteros, Horacio Valencia y Erick Bueno.

Cabe destacar que Alonso Vidal tiene publicados más de una decena de libros, entre los que destacan: “Del amor y otros incendios”, “Ceremonia de verano”, “La raíz del ángel”, “Paráfrasis de cantos y poemas indígenas del noroeste de México y Arizona”, “Los nuestros”, “De metamorfosis o la copa dorada de Dionisio” y “La Madriguera de los Cobra”, entre otros.

Además, como promotor cultural, Alonso Vidal es impulsor de talleres literarios con jóvenes universitarios de diversas carreras y del programa itinerante “Las lecturas de la lechuza”.

Agradezco esta invitación a un Estado, a una ciudad entrañable para mí, en un homenaje, en un emocionado reconocimiento a un amigo y un gran poeta que es Alonso Vidal, me he permitido escribir un breve texto que a continuación leeré: La historia del poeta Alonso Vidal es una historia escrita a fuerza de poemas, poeta desde niño, sensible en extremo ante las manifestaciones del arte, se decidió por hacer versos espléndidos, pero también maestro al fin hizo suya otra profesión fascinante, promotor cultural, buscador de talentos, cazador de otros autores y otras obras, generoso y capaz de ayudar a los demás, el hombre que siguió el ejemplo Abigael Bojorquez por cierto, también notable poeta y si queremos ver el cuadro completo Alonso ha ejercido el periodismo cultural con extraños matices de cordialidad y capacidad destructiva y no para destruir, en suma su carrera es larga y fructífera, su extensa bibliografía da cuenta de sus grandes logros, sabemos que Alonso ha ocupado diversos cargos en Hermosillo, ciudad donde Alonso nació, si nos atenemos al año de su nacimiento es parte de mi generación , pero Alonso es difícil de clasificar y tampoco parece tener un grupo, es un poeta solitario lejos de los reflectores, de una poesía intensa y luminosa , estuvo en otros lugares y con otros escritores pero fue mas poderosos el llamado de los lugares donde se formó en el norte de una amplia Republica.

Fue amigo y colaborador de magníficos seres humanos y de enormes escritores como Edmundo Valadés y Elías Nandino, ambos dejaron su huella en el poeta sonorense y sin duda le legaron parte de su bondad y su incapacidad para aniquilar a los demás, es decir, Alonso Vidal no podía vivir distante de su tierra y volvió a ser el centro de sus actividades, podríamos ser más precisos y decir que su mundo gira alrededor de la Universidad de Sonora quien hoy lo honra y reconoce al ponerle a una gran librería el nombre del poeta, Librería Alonso Vidal. Yo sabia de la poesía de Alonso desde hace muchos años, amigos comunes me la hicieron conocer, la última vez que estuve con Abigael Bojorquez en Álamos, poco antes de que muriera hablamos de Alonso Vidal entre otros tantos escritores. Cuando fui su editor publiqué la Raíz del Ángel en la Universidad Autónoma Metropolitana, me correspondió el privilegio de escribir la cuarta de forros, prescribo un pequeño párrafo: “Conocí a Alonso Vidal a través de sus poemas, su nombre era lejano para mi perdido entre el mar y el desierto muy al norte de mi casa en esa extraña y pequeña frontera que produce escritores sorprendentes y personas profundas y abiertas, mucho mas adelante cuando ya amigos comunes como Alberto Dalal y Dionisio Morales me habían contado el poeta cuando ya me había platicado en su poesía otro grandes de las letras, Abigael Bojorquez, pude conocerlo personalmente, si otros me han provocado dosis de decepción, Alonso me deslumbro, es de una brillantez reposada un hombre sensible en extremo, su cultura es intensa es discreta, diría que tímida y constructiva, jamás arrogante, es por último un hombre que deja de lado su propia obra para trabajar en las ajenas, en las que los jóvenes se inician y acuden a el buscando apoyo” .

Quizás estas líneas no sean las mas eruditas para una cuarta de forro pero mi deseo era aprovechar la oportunidad para mostrar mi admiración y cariño al hombre y al poeta. Alonso es un poeta de la pasión amorosa, es un amoroso y poeta que toca muy de cerca el erotismo, es su lado mas celebre, pero así mismo su versos destilan ingenio y buen humor, he aquí la muestra: “Si para amar es necesario arder, tengamos el sol sobre encima de todo” y Alonso tiene razón, el amor es el gran tema, sin el amor no hay buen día, cada pagina de Alonso lo irradia, tan lo sabe que nos advierte tajantes : “bien vale vivir un buen minuto de amor tan solo, que toda la vida”. Alonso existe lo sabemos por su poesía, por sus actos de generosidad y amor, por sus semejantes, Alonso Vidal sabe que existe en efecto y tan es así que lo pregona: “Soy, he sido, existo, visitado en la ternura”. Alonso le ha dado vida a una gran poesía que poco se ha asomado en México, la poesía que habla abiertamente del amor y que para ello refuga las imágenes más hermosas, poco a poco a configurado poemas memorables en los que uno los lectores, sus lectores pueden morir asfixiados por el amor pasión, por las metáforas que desgranan escenas eróticas una tras otra en una corriente interminable, a veces son otras la preocupaciones del poeta, su madre por ejemplo, igual que Bojórquez , Alonso le ha cantado a su madre y lo hace con dulzura, otro tanto ha hecho con sus lecturas favoritas Teo, Juan Ramón Jiménez, El Súper i , y sus personajes mas logrados el Quijote, el Mío Cid, el Principito, entonces el lenguaje y las imágenes son otras y mas suaves, menos incendiarias pero en sus formas de amor mas logrados: Libro de Ángel que se llamó Mor y Poemas de amor desarraigado, dos obras de enorme intensidad, poco vistos en nuestra poesia, aquí esta el Alonso Vidal de cuerpo entero, con sus gritos poéticos, con su canto a la vida y sobre todo al amor.

He venido un sin fin de veces a Sonora, me he admirado con sus paisajes desconcertantes para un escritor capitalino, habitante de un planeta distinto, sin luz , opaco, un reino ideal para las nostalgias y las ilusiones perdidas y en cada viaje a Sonora no pierdo la oportunidad de maravillarme con la grata conversación de Alonso Vidal, con sus agudas reflexiones y su bondad a toda prueba, rebelde por naturaleza ha sabido coexistir con el enemigo y gracias a ello a impulsado mas de un proyecto que a muchos beneficia. Ponerle a una librería el nombre de un escritor no es cosa nueva, en el DF las hay con el nombre de poetas ya muertos que pocos recuerdan, hay que hacer los homenajes en vida con el poeta presente y decirles a todos porque razones se les concede tal honor, me he limitado a señalar algunos de los muchos méritos del poeta Alonso Vidal que demuestran el sentido de este evento, yo estoy feliz porque ahora no solo puedo hablar con Alonso Vidal, sino que me será posible comprar libros en la Librería Alonso Vidal , muchas gracias.

Por su parte, el también escritor Alberto Dallal, definió a Alonso Vidal como “encaminador de almas” dijo que “no ha podido vivir al margen de iniciar en la poesía a mucha gente, no sólo a lectores, sino a hacedores de poesía, que es lo más difícil en el mundo y él lo ha logrado. No se ha concentrado en su obra solamente, sino que ha estado inquieto por lo que le rodea”.

PÉSAMES

Manuel: a través de este mensaje que mando desde el correo de Eve Gil, mi esposa, me uno al pesar que abruma a muchos que disfrutamos del trato de un ser tan extraordinario como Alonso Vidal. Recuerdo que hace aproximadamente diez años la revista la Cábula que dirigía en ese entonces Carlos Sánchez, organizó un número de homenaje a nuestro querido poeta que hoy nos deja. En ese número, este servidor Ramón I. Martínez tuvo el placer de dedicarle a Alonso un poema que al vate le agradó. Lo reproduzco a manera de humilde ofrenda y reconocimiento a un hombre para quien la poesía fue toda una manera de vivir y estar en el mundo.

HERIDA SE DESLIZA LA PALABRA…
Ramón I. Martínez, Ciudad de México

Para Alonso Vidal, poeta

Herida se desliza la palabra,
ansiosa de apropiarse
lo que no por visto nos pertenece,
esa luz que nos canta y nos inunda:
“Yo me sabía vivo desde siempre,
listo para escalar toda cuesta
y seguir alimentando
–a precio de mi sangre–
este salvaje oficio de miseria.
Pero ya lo sé, para esto he nacido:
ofertorio de luz
inundando los rincones desolados
que apenas descubiertos se me entregan
solos para seguir gozando solos.
Y desde los dispendios luminosos
del fértil desmparo,
me canta en el oído
una sed que no acaba.”

Pues ahora sí que en tan inesperada muerte se cumple aquello de que caras vemos…! En Hermosillo lo vimos vital, sonriente, como si tuviera para otros cien años. En esa fiesta de las letras que nos convocó a todos su presencia fue notoria, cálida y sólo me lamento que no haya habido tiempo para hablar más y que nosotros lo escuchásemos más. ¡Así es de fugaz la vida! Sea este el tiempo de dar la mano a quienes todavía nos acompañan y aquilatar su presencia e infinita contribución a nuestras vidas. Que mañana no sabemos qué vendrá.Que descanse en paz ese brillante paisano, Alonso Vidal

María Dolores Bolívar, San Diego, Cal.

Muy lamentable el fallecimiento de ese valor sonorense Alonso Vidal, y màs ahora, que podrìamos haberlo saludado en el encuentro literario que se avecina en Hermosillo. Hay tres personas que ya no estàn entre nosotros, se me ocurre, que son de lamentar: Edmundo Valadès, el fundador de los encuentros literarios sonorenses “Horas de junio”, Abigael Bojòruques y Alonso Vidal.

Antonio Leal, Quintana Roo

Guaymas. Mayo 29 del 2006.

Estimado Manuel:

¿Como olvidar esta conexión que nos unió con Alonso, orgullosamente, en Información, aquel diario que entonces fue casi trinchera de nuestras emociones? ¿Recuerdas aquella foto de un caballo asomándose al interior de una choza en tiempos de campaña del PRI por aquel 1985?, aquel desmayado en una asamblea del PRT y la multitud cantando La IV Internacional? y aquel par de crónicas (una tuya y otra mía) de ese encuentro Trosko que tanto molestó al candidato del tricolor?, y tus notas de color en las colonias -como solían ser tus crónicas-, el olor a naranja en la oficina del Negro Muñoz en la Dirección, los artculos de los jefes publicados con seudónimo, las charlas, el olor a tinta cocinando Bogavante … y Alonso… y Alonso?
Alonso, tú, Ana St. Clair, José Terán… muchos otros, aquellos. Te soy sincera. Por Alonso jamás escribí un poema. En cambio, compartí con él hasta donde me fue posible los momentos y reconocimientos. Uno de estos fue el de dar el nombre suyo a los Juegos Florales del Carnaval de Guaymas. Haciendo un recuento, miré por primera vez a Alonso el día que Mario Benedetti llegó a Librolandia de Hermosillo para presentar el libro “Primavera con una esquina rota” aquel 26 de mayo de 1982. Esa vez, Maribel Meza y yo tomamos uno de los libros (sin pagar) Benedetti nos lo autografió, y al salir aquel par de estudiantes universitarias salió tranquilamente sin tener que cubrir el precio de ese texto aun tibio. En la borrosa foto que conservo de Benedetti después de firmar “mi” libro, aparece “un trozo” de Alonso esperando el turno del autógrafo, o tal vez continuando una plática que había iniciado en la charla que el escritor uruguayo ofreció a los asistentes. Alonso estuvo en la mente de muchos y en la suya estuvimos también muchísimos. La prueba es que hoy lunes, cuando a todos nos sorprende esta noticia, recorro blog tras blog y en todos encuentro el rastro de este adiós de nuestro amigo. Para Alonso fue algo inédito que alguien como yo contrajera matrimonio. Por eso nos cayó de sorpresa aquella noche en que Bruno y yo decidimos unir nuestras vidas en esa ceremonia civil e improvisada a la que acudieron además de Alonso, Ismael Mercado, Clara Hilda Padilla, Alejandra Olay, Juan Diego González, Hilda Castillo, Rubén Duarte, Cayetano Lucero, David Hidrogo, muchos de nuestros amigos más cercanos. Fue una boda no anunciada tan especial que resultó sencillamente inolvidable: estuvo llena de artistas y cada uno ofreció alguno de sus talentos. Ismael Mercado nos canto: “Los patitos cantaban cua cua cua cuá”; Alonso estaba enojadísimo y esa noche Alonso me sentenció que ya me dejara de escribir con ese estilo irreverentemente. “Ya pórtate bien”, me dijo. Después, cada vez que le llamaba por teléfono me preguntaba si aun no habíamos peleado. Nunca supe si me creyó, pero sé que Alonso se supo querido en su momento por mí, por la gente, por toda esa descendencia que hoy lunes aún no se traga la noticia. A mí me queda la satisfacción de haberle rendido los homenajes que pude y haberle regalado aquella rosa la tarde en que la Unison le ofreció un homenaje por ahí en el Centro de las Artes poco antes del año 2000. Desde aquí va una flor similar a su recuerdo, a ese inovidable vate que no calló lo que tenía que decir y que supo, en cambio, hacer crecer cientos o miles de amistades.
Descanse en paz nuestro Alonso final.

Josefina Isabel Saucedo Morales, Guaymas, Sonora.

Apreciables compañeros:
No tuve el placer de conocer a esta persona que hoy me entero han perdido, pero me uno al sentimiento de dolor de quienes le conocieron y estimaron y por medio de este mensaje les hago llegar mis más sinceras condolencias.

Mariú, Miami, Florida

Manuel, tuve la oportunidad de conocer a Alonso. Sin embargo, no como tú y muchos otros en el foro. Envío mi más sentido pésame a su familia y a todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo más a fondo.

Sinceramente,

David Alberto Muñoz, Phoenix, Arizona

Manuel:

Esta mañana estoy leyendo tu portal (especiallmente lo de Alonso Vidal, al amigo que físicamente se ha ido), y con la misma nostalgia te mando mi saludo, como siempre, ya sabes.

Jesus Alberto Rubio, Hermosillo, Sonora

Estimado Sr. Murrieta…

Ayer, de forma inesperada y por esa casualidad que no nos deja apartarnos de los seres queridos que a pesar de la distancia, el corazón mantiene cerca, nos enteramos, nosotros, un tal Miguel Angel Ojeda y una tal Rosy Paláu, esos amigos Sinaloenses de Alonso Vidal, compañeros del idealismo y las palabras que ha muerto.

Recibo hoy por internet el artículo que Usted escribe sobre Alonso y lo puedo ver, en esas tardes Hermosillenses, con aquel fervor de pronto recitando sus versos o discutiendo con los presentes como un niño repartiendo su verdad.
El tiempo nos separó, más no lo suficiente como para dejar de visitarlo, cuando menos una vez por año, en aquella casa ya sin su madre, inundada de libros, de papeles y de polvo, junto a un gato que llegó de visita y se quedó para siempre.
Hablaba de Usted, lo recuerdo, hablaba también del libro que escribía, de buenos y falsos escritores, de alegrías y de enojos. Luego se fue apagando, como si todo lo guardara en su mirada, porque ya no era necesario decir más.
Lo quisimos y como siempre sucede nos queda el sentimiento de no haber estado lo suficiente regando un poco más el espacio de su soledad.
Sólo deseaba hablar con alguien que también lo conoció y decirte a Usted que estuvo más cerca que nosotros, que lo acompañamos en ese dolor, en ese vacío que deja no solamente en las letras que fueron el alimento de su existencia, sino también en los amigos que encontramos en él el valor y la honestidad de reconciliarse tantas veces con la vida.

“A quien corresponda pido
me dejen morir
en el ojo dorado de una mariposa
para luego
al no importa que día
despertar
en el sedoso capullo
del amor”

Pero sí Alonso:
Que muerte tan simple:

El corazón se para
y al hoyo.

afectuosamente.

Rosy Paláu
rosypalau@yahoo.com.mx

Un recuerdo a vuelo de pájaro

Recuerdo, muy bien recuerdo, que una mañana, hace muchos años ya, caminaba yo por el Jardín Juárez rumbo al centro. Me llamó la atención que había dos hombres, cuyas figuras se recortan en mi recuerdo como “ya” mayores que yo. Los dos estaban bebiendo, no sé si cerveza o qué, pero estaban bebiendo. Ambos personajes se quedaron impresos en una de las hojas de mi diario cerebral. No se por qué razón, los dos se quedaron en mi memoria. Con el pasar de los años yo me explicaba que se grabaron en mí porque eran las ocho de la mañana y estaban borrachos o, por lo menos estaban tomando alcohol. O tal vez porque uno me parecía don Quijote sin barba y el otro Sancho Panza. En fin, tiempo después, cuando comencé a estudiar letras en la Universidad de Sonora, entre andanzas y borracheras, conocí a uno y a otro, no eran más que Ismael Mercado y nuestro sentido Alonso Vidal. Esto se lo platiqué una vez a Ismael y me dijo que ellos vivían enfrente de donde los vi, en el edificio Combate—en Hermosillo, Sonora. Había allí departamentos. Ismael me contó que solían ponerse unas borracheras de aquéllas y que lo que recordaba es que todos vomitaban donde cayera. Pero bueno, cuando conocí a Alonso, ya lo había visto hacía muchos años antes y no lo había olvidado y lo mejor de todo es que a mí me gustó que después de tanto tiempo yo era parte, durante un tiempo, es cierto, de la camarilla que bebía con Alonso, algunas veces hasta la mañana. Aclaro: eso fue durante cierto periodo, ya después por asuntos de la vida me fui yendo por otros rumbos. Muchísimos años después, Alonso visitaba a un amigo suyo y allí conoció a mi madre, quien todavía vive y recordó con tristeza al poeta cuando le decía “¡qué linda! ¡Qué linda!”.
Tengo la fuerte impresión que donde estás ahora, Alonso, te encuentras muy bien.

Qué bien seas guardado.

Lauro Paz
Viernes 2 de julio, 2006.
Hermosillo, Sonora

cocopelis@hotmail.com


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