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PRESENCIA
Siempre me la he imaginado desnuda. Pero esa vez la vi con túnica de seda de color perla, y con ese rostro de calaca vistiendo cuerpo de mujer joven.
Por David Alberto Muñoz
Día de publicación: 2-Julio-2008
La otra noche no podía dormir. Me sentía muy alterado. Tal vez era porque en el trabajo me estaban presionando. Me sentía muy acelerado. A lo mejor era simplemente mi sentimiento de paranoico lo qué no me dejaba descansar. Desde hace cierto tiempo tengo estos achaques. Pienso que todo el mundo está en contra mía. Bueno, no será la primera vez pero como que últimamente me está molestando bastante. De pronto, las miradas de mi prójimo caen sobre mi como piedras pesadas intentado dañarme. Sobre todo después de leer el periódico. ¡Sí, no lo digo de broma! Estoy hablando cuando me llegó la noticia de la muerte de Doña Sebastiana, en ese preciso instante quedé totalmente atónito.
Todo el mundo decía que Doña Sebastiana era adorada por narcotraficantes, asesinos, violadores, y toda persona que de alguna manera no encaja en la sociedad. Algunos dirían todos los nacos hijos de su reverenda madre que nada más andan de desgraciados haciendo y deshaciendo.
Doña Sebastiana es algo innegable en la vida, es como una ley natural, y eso se tiene que aceptar. Se entiende que es como alguien que se encarga de un trabajo penoso, que se le dio un gran poder pero a la vez carga un paquete muy grande. ¿A quién le gusta llevarse a almas inocentes o culpables al otro lado del confín?
Recibe su poder de Dios, a quien obedece, eso que ni que, es un elemento indispensable para la vida, bajo esto se ve a Doña Sebastiana más bien como un ángel que como cualquier otra cosa.
Yo conozco personas que dicen tener pensamientos sucios con ella. ¿Te imaginas? ¡No pude faltar el hombre cochino que le gusta acostarse con la misma muerte!
Doña Sebastiana espera que se le cumpla lo que se le pide por lo que es más recomendable no ofrecer nada a cambio del favor, que ofrecer algo que no se tiene la seguridad de cumplir o que puede ser olvidado. La mayoría de nosotros somos así. Prometemos pero luego no cumplimos.
La última vez que la vi fue cuando se llevó a mi abuelo. Llegó sin previo aviso. Solamente se tomó un tequila para posteriormente levantar literalmente el cuerpo de mi abuelo, y llevárselo ante sus carcajadas santo-diabólicas que nadie puede entender.
Siempre me la he imaginado desnuda. Pero esa vez la vi con túnica de seda de color perla, y con ese rostro de calaca vistiendo cuerpo de mujer joven. Sus senos estaban bien parados, podías ver sus pezones a lo lejos. Dicen por ahí las malas lenguas que de su vientre brota un jugo que produce la vida. Es dulce, y todo aquel que lo prueba queda hipnotizado para toda la eternidad. Yo no sé si creo en eso. Tal vez nada más me gusta jugar con la idea. Pero la última vez que la vi me quedó un sabor agrio-dulce en los labios. Es como el desearla desesperadamente pero cuando llega, y te toma, no deseas estar con ella.
Es una mujer que hay que tratar como un miembro más de la familia. Hay que mostrarse ante ella sin temerle ni faltarle al respeto, porque si se enoja, agárrate. La Doña tiene un trabajo triste y dificultoso, por lo que espera ser tratada con alegría y cariño, algo muy normal. Imagínate nada más tener que andar cerrando cuentas de vida todo el tiempo. Ha de ser muy difícil. Nadie se quiere ir una vez que estamos presentes. Todos deseamos tener una noche más, un momento más, un día más para poder decir lo que no hemos dicho, o seguir callando lo que nunca hemos expresado. Doña Sebastiana con su eterna paciencia nos seduce, nos embelesa, y aunque no queramos, nos lleva al precipicio de nuestra propia vida.
Se dice por ahí que ya tiene un culto elevado en su nombre, toda una institución; la primera inquisición que recibe es que se debe retractar antes de iniciar, no estoy seguro del significado de dichas palabras; si es que se tiene algún temor al respecto, nunca deberán faltarle al respeto a la santísima Doña Sebastiana. Tendrías que temer más allá de la muerte.
¡Al final de cuentas todos los humanos son una bola de miedosos! Todos hablan de la Doña, pero son pocos los que se atreven a enfrentarla sin la menor reserva.
El trato que debe de recibir debe ser el mismo que se le da a una persona real por lo que es muy común poner dulces en sus altares, se platica con su imagen en voz alta; o se toma junto a los altares. Hay que pistear, ¿qué no? Si no ¿a que chingados venimos a este mundo? Se trata de hacer con la Doña lo mismo que con los amigos más respetados que tenemos. ¡Vivir compadre, vivir porque al final de todo la Doña va a llegar para llevarnos al más allá!
Si eres un verdadero venerador tienes que tener ideales, como el evitar toda actitud que limite la vida humana, no tener imaginarios como los miedos, las tristezas, el odio, las envidias. Psicológicamente desde que se empiezan a analizar los miedos e irlos perdiendo, la persona tiende a reflexionar más sobre lo que en verdad quiere de la vida y las cosas que lo hacen feliz. ¿Sí me explico?
Este culto se basa en el respeto, así que no va en contra de ninguna religión, aunque en el caso de la cristiana, esta va en contra del culto a la muerte pues se supone que en el juicio final llegara Cristo a vencerla. ¿Por qué hay que vencerla si nace en el mismo momento de nuestro nacimiento?
Es solamente Doña Sebastiana.
Pero ¿cómo se puede morir la muerte? No tiene sentido. Es nada más la vulgar expresión de que hemos vivido ¿no?
La otra noche no podía dormir. Me sentía muy alterado.
Y llegó Doña Sebastiana, la muerte, y creo que yo todavía estaba vivo.
© David Alberto Muñoz, Ph.D.
Faculty Philosophy & Religious Studies
Chandler-Gilbert Community College
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