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Garcilaso dice que quería escribir La Florida del inca para conmemorar lo que pasaba en Florida entre los españoles y los nativos, los dos grupos siéndole importantes debido a su herencia doble de europeo e inca: “Por lo cual, viéndome obligado de ambas naciones, porque soy hijo de un español y de una india, importuné muchas veces a aquel caballero escribiésemos esta historia, sirviéndole yo de escribiente” (16)…
CREACIONES ESCOLARES/SPANISH WORKSHOP
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“SABED QUE SOMOS HOMBRES”: CÓMO EL INCA GARCILASO DE LA VEGA LEGITIMA A LAS PERSONAS INDÍGENAS DE LAS AMÉRICAS Y A ÉL MISMO A TRAVÉS DEL LENGUAJE DE LA FLORIDA DEL INCA
Por Kayla McLaughlin
—Del curso “Literatura y civilización de Latinoamérica-I” California State University-Stanislaus—
Día de publicación: 25-Julio-2012
Se puede decir que el Inca Garcilaso de la Vega tuvo que legitimarse desde el momento en que nació. Fue el hijo ilegítimo de un conquistador español y una mujer inca, y es considerado hoy en día como uno de los primeros mestizos de Latinoamérica (Garganigo, 108). Percibió desde su niñez su posición única entre dos mundos y como adulto intentó establecerse como una persona legítima en la sociedad española. Una de sus obras más conocidas, La Florida del inca, trata de las hazañas de los españoles que iban a Florida y de la historia de las personas que eran naturales de esta región. El propósito de este trabajo es analizar el intento de Garcilaso a legitimar a las personas indígenas de las Américas y también a él mismo a través del lenguaje de La Florida del inca.
Según Donald G. Castanien, profesor emérito del español en la Universidad de California, Davis, puede ser que una razón importante por la cual Garcilaso escribió esta obra sea “to present the Indians in a favorable light, to counteract the idea of a barbaric people incapable of human behavior” (Castanien, 63). Garcilaso vivió durante un tiempo en el cual las personas con sangre indígena no tenían nada de prestigio en la sociedad, así que, como mestizo, Garcilaso tuvo que luchar para legitimarse y para demostrar que su herencia indígena valía tanto como su herencia española.
Se ve a través de la obra el deseo de Garcilaso de establecerse como igual a los españoles sin olvidar su herencia indígena. Garcilaso se identifica como mestizo desde el principio de la obra, y esto se ve sobre todo en su nombre: Inca Garcilaso de la Vega. No era necesario que Garcilaso se identificara así: su nombre de nacimiento era Gómez Suárez de Figueroa, un nombre que no revela nada de una herencia inca. El hecho de que Garcilaso decidió no simplemente hacer sabida su herencia doble sino también celebrarla con un nombre tanto indígena como español indica su orgullo de su sangre mestiza y su deseo de representarse como era: una persona de dos culturas. En la dedicatoria, habla de haber oído a su padre español hablando de “las heroicas virtudes y las grandes hazañas” de la familia real de Europa, pero habla también del hecho de que él es “indio” y que vino de Perú (Garcilaso, 15). Expresa su deseo de ser considerado como ciudadano español además de descendiente de los incas, diciendo que “mediante el don y favor de Vuestra Excelencia seré uno de ellos” (15). Aquí, se ve cómo Garcilaso intenta ganar favor con la nobleza española por parecer humilde y por admirar su cultura, pero se ve también que reconoce su identidad como mestizo y que quiere integrarse en la sociedad española sin pretender ser otra cosa.
Otro ejemplo de cómo Garcilaso maneja el lenguaje para legitimar a las personas indígenas y a sí mismo se ve en el título de la obra. Dado que el libro trata de las aventuras de los españoles en la Florida, ¿por qué Garcilaso no le dio un título que refleje eso, como La Florida y las cosas que hicieron los españoles allí o algo parecido? Puede ser que la razón sea que Garcilaso quería que este libro sea conocido como suyo; es decir, ésta es la historia que escribió él, el Inca Garcilaso de la Vega, y no la historia que escribiera otro autor. En darle al libro este título, Garcilaso también se establece como persona de linaje inca y permite que sus lectores vean sus proezas literarias al leer su obra.
En el proemio al lector, Garcilaso afronta la creencia falsa pero muy diseminada de que los nativos de las Américas fueran brutos salvajes sin educación y morales. Para demostrar que éste no es el caso, Garcilaso habla de sus muchos logros literarios, diciendo que una razón por la cual escribe es:
“por no estar ocioso…he dado en otras pretensiones y esperanzas de mayor contento y
recreación del ánimo que las de la hacienda, como fue traducir los tres Diálogos de
Amor de León Hebreo, y, habiéndolos sacado a la luz, di en escribir esta historia, y con
el mismo deleite quedo fabricando, forjando y limando la del Perú, del origen de los
reyes incas, sus antiguallas, idolatría y conquistas, sus leyes y el orden de su gobierno,
en paz y en guerra. En todo lo cual, mediante el favor divino, voy ya casi al fin” (19).
Aquí, Garcilaso se establece como hombre erudito y también insinúa que viene de gente noble con una historia rica, hablando de “reyes”, “conquistas”, “leyes”, y “gobierno”, palabras con las cuales viene un sentido de civilización organizada y culta. Finalmente, refiriendo a su obra Historia general del Perú, añade que ésta ya está casi terminada “mediante el favor divino”. Esta frase sirve para establecer a Garcilaso como persona cristiana, una característica importantísima para que cualquier persona de aquel tiempo sea considerada creíble por la gente de su generación.
Garcilaso dice que quería escribir La Florida del inca para conmemorar lo que pasaba en Florida entre los españoles y los nativos, los dos grupos siéndole importante debido a su herencia doble de europeo e inca: “Por lo cual, viéndome obligado de ambas naciones, porque soy hijo de un español y de una india, importuné muchas veces a aquel caballero escribiésemos esta historia, sirviéndole yo de escribiente” (16). El “caballero” al que se refiere es Gonzalo Silvestre, un soldado que acompañó a Hernando de Soto en su viaje a Florida y que era amigo de Garcilaso (Castanien, 64). No se sabe exactamente hasta qué punto las palabras de la obra son de Silvestre y no de Garcilaso mismo, así que, según Eric Vaccarella, profesor de español en la Universidad de Montevallo, “whether the old soldier is an “authentic” narrator or not thus becomes far less important than his textual presence as Garcilaso’s collaborator” (Vaccarella, 111). El hecho de que Garcilaso colaboró con Silvestre daría más autoridad a sus palabras porque nadie entre sus lectores iba a dudar la verosimilitud de una historia de un soldado español. A través de Silvestre, Garcilaso podía decir cosas que no habría sido permitido a decir de otra manera. Garcilaso habla también de sus padres y dice explícitamente que su madre era inca, un hecho que causa que Garcilaso sienta obligado a escribir esta obra. Quiere hacer seguro de que la historia de la gente indígena sea contada con la dignidad y la atención a los detalles que un escritor sin herencia indígena probablemente no utilizara.
Para parecer más atractivo a sus lectores españoles, Garcilaso suele utilizar la falsa modestia, un ejemplo de la cual se ve en esta cita del proemio:
“‘[L]as faltas que lleva [La Florida] se me perdonen porque soy indio, que a los
tales, por ser bárbaros y no enseñados en ciencias ni artes, no se permite que, en
lo que dijeren o hicieren, los lleven por el rigor de los preceptos del arte o
ciencia, por no los haber aprendido, sino que los admitan como vinieren.’
(Garcilaso de la Vega 1986 [1605]: 69)” (Rabasa and Abarbanel, 92).
Lo que dice Garcilaso aquí está lleno de ironía: por decir que los nativos son “bárbaros y no enseñados en ciencias ni artes” en un libro suyo, Garcilaso implica que esta creencia es ridícula porque él es medio inca y es muy obvio que es un hombre culto con muchos estudios. Además dice que, dadas las “muchas y muy grandes hazañas que en [la exploración de Florida] hicieron así españoles como indios, me pareció cosa indigna y de mucha lástima que obras tan heroicas que en el mundo han pasado quedasen en perpetuo olvido.” Dice que escribe este libro “para honra y fama de la nación española, que tan grandes cosas ha hecho en el mundo, y no menos de los indios que en la historia se mostraren y parecieren dignos del mismo honor” (Garcilaso, 16). La idea de que las contribuciones de las personas indígenas valen tanto como las de los españoles revela claramente la posición del autor: según Garcilaso, los nativos de las Américas merecen ser recordados por su historia, la cual es tan rica e importante como la de los españoles.
En los primeros capítulos del libro, Garcilaso habla de la historia de Florida, describiendo a los otros españoles que la han visitado. Refiriendo a las venturas de Juan Ponce de León, el primer español que llegó allí, Garcilaso presenta el hecho de que los nativos pelearon contra los españoles como resultado natural y casi esperado, utilizando un estilo breve y al grano. Dice que Ponce de León “tomó tierra en la Florida. Los indios salieron a recibirle, y pelearon con él valerosamente hasta que desbarataron y mataron casi a todos los españoles que con él habían ido, que no escaparon más de siete” (Garcilaso, 23). Aquí, Garcilaso celebra la valentía de los nativos contra los españoles, utilizando palabras claves como “pelearon” (en vez de “atacaron” o “masacraron”) y “valerosamente”, un adjetivo que, curiosamente, no aplica a las acciones de los españoles de este episodio. Si no dice que las personas indígenas tuvieron todo el derecho a pelear contra los conquistadores, tampoco emite juicios negativos sobre ellas por hacerlo.
Hay otras citas, sin embargo, donde parece que Garcilaso no está de acuerdo con Silvestre, por lo menos en la superficie. Como señala Vaccarella en su ensayo “Echoes of Resistance: Testimonial Narrative and Pro-Indian Discourse in El Inca Garcilaso De La Vega’s La Florida del Inca”, “[W]e read a dialogue between Garcilaso and Silvestre in which the former appears to doubt his informant’s accounts of the native Floridians given previously:
‘[P]areciéndome que las razones (conforme a la común opinión que de los indios se tiene),
eran más que de indios bárbaros, le dije: “Según la reputación universal en que los indios
están, no han de creer que son suyas estas razones.” Respondióme: “Bien sabéis que la
opinión es falsa y no hay que hacer caso de ella; antes será justo deshacerla con decir
la verdad de lo que en ello hay, porque, como vos mismo lo habéis visto y conocido,
hay indios de muy buen entendimiento que en paz y en guerra, en tiempos adversos
y prósperos, saben hablar como cualquier otra nación de mucha doctrina’ (193-194)”
(Vaccarella, 110).
Según Vaccarella, puede ser que este diálogo sirva para refutar las opiniones negativas de aquel tiempo sobre las personas indígenas por crear en Silvestre un defensor español de éstas (110). El diálogo también puede servir como un método que utiliza Garcilaso para dar más pesa a su argumento en favor de la legitimidad de él mismo y las personas indígenas: en meter tales palabras en la boca de un hidalgo español, Garcilaso logra echar el foco sobre Silvestre y no sobre él, un mestizo, quién sus lectores pueden dudar debido a su inclinación natural hacia las indígenas y la inferioridad con la cual ellos lo percibieran (110). Puede ser también que uno de los “indios” a los cuales se refieren aquí sea Garcilaso mismo porque él habría sabido, quizás mejor que cualquier otro, que las opiniones negativas de las personas indígenas debían de haber sido deshechas por ser nada más que mentiras ignorantes a las cuales no se debe hacer ningún caso.
Vaccarella da muchos ejemplos de citas de La Florida en las cuales los nativos de Florida hablan elocuentemente y de manera crítica acerca de los españoles y sus actos en las Américas. Quizás la cita más poderosa y fuerte es ésta, en la cual Garcilaso describe las amenazas que gritaron los nativos a un grupo de españoles mientras los españoles atravesaban un área poblada por nativos enojados:
“En toda la noche cesaron los infieles de dar grita a los cristianos diciéndoles:
¿Dónde vais, malaventurados, que ya vuestro capitán y todos sus soldados son
muertos y los tenemos descuartizados y puestos por los árboles y lo mismo
haremos de vosotros antes que lleguéis allá? ¿Qué queréis? ¿A qué venís a esta
tierra? ¿Pensáis que los que estamos en ella somos tan ruines que os la hemos de
desamparar y ser vuestros vasallos y siervos y esclavos? Sabed que somos
hombres que os mataremos a todos vosotros y a los demás que quedan en
Castilla’ (262).”
Vaccarella dice que aquí se ve un ejemplo muy claro del rechazo de las opiniones negativas que tenían muchos de los lectores europeos de Garcilaso sobre las personas indígenas y que además hay una declaración muy fuerte de la valentía de éstas (113). Los nativos se establecen como seres orgullos quienes pueden defenderse y quienes están listos para hacerlo. El hecho de que llegaron los españoles con la idea de subyugar la gente nativa causa que los nativos queden insultados y muy hostiles, demostrando con palabras muy duras que no son para ser subyugados por nadie y que ellos también saben pelear.
En describir a las personas indígenas de las Américas y su civilización, Garcilaso utiliza términos como “gentiles”, “grandeza”, “leyes”, “victorias”, “libertad”, “imperio”, “lo mejor”, “más rico”, “veneración”, “grandísima”, “legítima”, “noble”, y “honra” (Garcilaso, 26-29). A pesar de que parezca celebrar a las venturas de los españoles por escribir La Florida del inca, su tratamiento de los nativos de las Américas y las varias referencias que hace a las glorias de su civilización revela que la meta principal de Garcilaso era establecerse como igual de los españoles; Garcilaso quería, como dice a través de los nativos de su obra, que todo el mundo supiera que la gente de las Américas se compone de hombres nobles y valientes. Parece que Garcilaso sí logró demostrar esto; su epígrafe dice:
“El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de perpetua memoria. Ilustre
en sangre. Perito en letras. Valiente en armas. Hijo de Garcilaso de la Vega. De
las Casas de los duques de Feria e Infantado y de Elisabeth Palla, hermana de
Huayna Capac, último emperador de las Indias. Comentó La Florida. Tradujo a
León Hebreo y compuso los Comentarios reales.Vivió en Córdoba con mucha
religión. Murió ejemplar: dotó esta capilla. Enterróse en ella. Vinculó sus bienes
al sufragio de las ánimas del purgatorio. Son patronos perpetuos los señores deán
y Cabildo de esta santa iglesia. Falleció a 22 de abril de MDCXVI.”
Aquí se ve la afirmación del éxito que Garcilaso tuvo en legitimarse. El hecho de que es “digno de perpetua memoria” trae a la mente lo que Garcilaso escribió en el proemio al lector de La Florida del inca sobre las hazañas de las personas indígenas que le parecían dignas de ser recordadas y celebradas, y lo de ser “ilustre en sangre” dice inequívocamente que el estado de Garcilaso como mestizo era una cosa buena. Él no permitió que las opiniones negativas de otros le disuadieran de hacer cosas grandes, algunas de las cuales son mencionadas en su epígrafe. Por eso, se puede decir que Garcilaso logró demostrar que era legítimo y que las personas indígenas de quienes vino también eran legítimas.
Por: thalia en May 4, 2013
Quiero saber k lenguaje y estilo tuvo él para escribir sus obra…
Thalia
thalia_cancer_02@hotmail.com