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Sergio Elizondo es conocido por incluir en sus historias el sufrimiento del  pueblo chicano especialmente la problemática socio-laboral y cuando maneja personajes femeninos, le gusta darle una atención especial al lenguaje. La aportación que su obra le da a la sociedad es conocimiento y respeto por la lucha que las chicanas desde hace años comenzaron. Hoy en día gracias a ellas, tenemos empleos con sueldos razonables, acceso a la educación,  muchos libros y más libertad sexual.

 CREACIONES ESCOLARES/SPANISH WORKSHOP

Imágenes de Internet

Por Berta Cervantes

bcervantes5@csustan.edu

–Trabajo para el curso “Cultura y literatura chicana”, California State University-Stanislaus–

Día de publicación: 03-octubre-2015

La definición del término “chicano” incluye a personas de origen mexicano cuya experiencia vital está marcada en forma sustancial por su pertenencia en cualquier nivel a la realidad estadounidense (Martín-Rodríguez 30).  Han sido estas personas de origen mexicano o “chicanos/as”, como comúnmente se les refiere, las que han producido lo que se conoce como  literatura chicana.  Son muchos los autores chicanos que hasta el día de hoy han destacado.  Entre ellos se encuentra Sergio Elizondo quien nació el 29 de abril de 1930 en Sinaloa, México. Se naturalizó estadounidense en 1955 y actualmente es director del Instituto de Estudios Chicanos en la Universidad de Las Cruces, Nuevo México.  Sus mejores historias son aquellas que toman lugar en el mundo tradicional chicano y que tienden a prestar especial atención a la psicología de sus personajes femeninos (Martín-Rodríguez 381).

A continuación, un análisis de uno de los cuentos de Elizondo titulado ” Pos aquí estoy pa morir” donde nos presenta un diálogo entre una mujer ya de edad y su sobrino.  La finalidad de este ensayo es demostrar cómo por medio de esta conversación se descubre una situación de marginación económica, educativa y sexual para algunas mujeres chicanas que aparecen en la trama.

Los personajes principales de la historia son dos cuyos nombres nunca son revelados pero sí se nos hace saber que la relación que hay entre ellos es de tía y sobrino.  “Tu tío siempre trabajó de lavaplatos en el café del dipo” (Martí-Rodríguez 382).  Esta es la primera oración con que Elizondo comienza su historia automáticamente aclarando la relación que hay entre los personajes.  Mientras platica con su sobrino la tía comenta, “Todavía a veces creo que estoy en el año 1912 cuando tu abuelo nos trajo pa acá a depositarnos a todas por la guerra en México…” (Martín-Rodríguez 386).

La guerra de la que la mujer habla es la Revolución mexicana.  Los problemas sociales eran tantos en México que familias enteras emigraban al Norte.  Como en estos tiempos, Estados Unidos estaba siendo partícipe en la Primera Guerra Mundial. La mano de obra mexicana era muy necesaria para las labores difíciles.  Elizondo nos aclara el espacio y el tiempo de su obra no en una forma cronológica, pero da suficientes datos para concluir que la familia de la tía emigró a los Estados Unidos huyendo de una guerra para trabajar en los campos agrícolas.  La razón por la que sabemos que trabajaban ahí es porque la tía se lamenta diciendo, “Yo que levantaba un caja de naranjas como si nada en otros tiempos y taba tan fuerte que a veces creía que taba echa de la tierra” (Martín-Rodríguez 384).  En su lamento, la tía nos hace entender su cansancio al desempeñar la tarea difícil del campo.

Es bien sabido que un buen autor no escribe una historia únicamente por escribir ni presenta a ciertos personajes con ciertas características sin un propósito oculto.  Llevando a profundización al personaje de la mujer, una señora trabajadora ya de edad que se siente cansada y acabada por las duras labores que ha desempeñado, encontramos a la representación de la mujer chicana que ha sido marginalizada económicamente y se ha visto obligada a pelear por sus derechos.  Basada en la historia, podemos encontrar cómo la mujer se organiza para exigir un aumento de sueldo.  Las mujeres en numerosas ocasiones han protestado y denunciado el abuso económico contra de ellas. Han sido indispensables en las huelgas sirviendo como organizadoras.  Se conoce que en 1936, 3,000 trabajadoras de ropa salieron en huelga en Los Ángeles para protestar el bajo salario. Ganaron incrementando el salario mínimo semanal.  En 1938, 2,000 descargadoras de nueces salieron en huelga con el anhelo de obtener el mismo deseo donde la mayoría era de descendencia mexicana.  En esta ocasión, no ganaron más que ser bañadas con gases lacrimógenos y después varias fueron arrestadas.

En 1937, en la industria de procesar alimentos de California, mujeres mexicanas formaron la unión United Cannery, Agricultural, Packing and Allied Workers of America (UCAPAWA).  Por medio de esta unión, ganaron aumentos de sueldo y contratos que beneficiaron a las trabajadoras (Martínez 69-75).   La pelea económica de la mujer en la sociedad estadounidense no ha sido fácil creando un desgaste en ellas y poniéndole un gran obstáculo en el camino para su educación. Puesto que es difícil estudiar sin una situación económica estable.

Volviendo a los personajes de “Pos aquí estoy pa morir”, el sobrino parece tenerle gran respeto a su tía y mucha curiosidad en obtener toda la información que le sea posible de su vida.  Él le pregunta, “¿Y ustedes no tenían a dónde ir a la escuela en aquellos tiempos?”  Ella contesta, “Po sí pero quedaba lejos y pos uno tenía que trabajar.  Lo poco que sé yo lo aprendí con mi hermana que era aleluya y me decía que leyera el testamento de la palabra de Dios” (Martín-Rodríguez 383).  La respuesta de la tía demuestra que ella no tenía una educación formal porque educarse leyendo la Biblia no es la manera correcta para obtener conocimientos académicos. Aunque no se puede discutir que leer la Biblia le era de mucho beneficio ya que no tenía acceso a más libros.

Elizondo ahora nos presenta el tema de la marginación educativa de la mujer chicana, tema que durante años no se abordó.  Tradicionalmente, se esperaba que en cuanto la mujer creciera formaría su hogar casándose teniendo hijos y dependiendo económicamente del marido, pero pronto la chicana entendió que esto de casarse a temprana edad lo único que ocasionaba era entrar a un círculo vicioso de pobreza ya que al no estar educada, sus posibilidades de un mejor empleo eran mínimas (Blea 72).  Aquí, vemos una nueva batalla para la mujer puesto que al desafiar y negar a asumir el rol principal de tantos años, el hombre se indignaría y perdería el dominio sobre ella.  Cuando la mujer comenzó a luchar por una educación, se le empezó a acusar de desviada, loca y perdida.  El hombre chicano se burlaba de ellas y en varias ocasiones las burlas también venían de otras mujeres.  (Blea 9).

Otro obstáculo que la chicana enfrentó fue la comunidad anglosajona. Según Irene Blea,  “No era conveniente que las chicanas se educaran ya que se temía que a su vez toda la comunidad chicana se iba a educar y salirse del dominio anglosajón” (Blea 11).  Si se presta especial atención al cuento de Elizondo, la tía ya demuestra superioridad educativa ya que sabe leer y escribir cosa que su marido no sabe.  “Tu tío no, él decía que pa qué” (Martín-Rodríguez 383).  La tía le explica a su sobrino que el tío nunca tuvo interés en aprender a leer y escribir.  La mujer se muestra valiente e inteligente al aprender a escribir durante un tiempo en que el acceso a la educación para la mujer era nulo.

Por otra parte, la literatura chicana se divide en cinco períodos que son: el período hispánico que cubre desde el tiempo prehispánico hasta 1821,  el período mexicano que cubre de 1821 hasta 1848, el período de transición que abarca de 1848 hasta 1910, el período de interacción de 1910 hasta 1942 y el período chicano de 1942 hasta el presente. A este último pertenece al cuento de Elizondo. (Martín-Rodríguez 31).  Elizondo es conocido por incluir en sus historias el sufrimiento del  pueblo chicano especialmente la problemática socio-laboral y cuando maneja personajes femeninos le gusta darle una atención especial al lenguaje (Martí-Rodríguez 381).

En “Pos aquí estoy pa morir” es muy hábil en captar la cadencia del lenguaje de la tía.  Si se observa en todas las citas anteriores y en el resto de la historia encontramos palabras de la tía como pos, güelito, bolillos, mijo, miban, taba y chamba entre otras.  Esto Elizondo lo hace para reforzar su mensaje de que la mujer chicana sufre de una educación formal.  No solamente nos transmite este mensaje sino que este vocabulario le da un sentido más real a la historia.  El contraste entre el vocabulario de la señora y el vocabulario del sobrino, quien muestra haber tenido más años de escolaridad, hace que el mensaje sea más fuerte y más entendido para el lector.  De esta manera, este vocabulario es representativo de poca escolaridad reforzando que la mujer chicana ha sufrido aislamiento educacional.

Por último, analizo en el cuento la marginación sexual que la mujer chicana ha experimentado a lo largo de muchos años. Según la tía, “tu tío venía a verme a escondidas hasta que tu güelito nos agarró bailando polkas en un rancho de limones…” (Martín-Rodríguez 382).  La palabra clave aquí es “escondidas”.  Al tener la tía que verse con un hombre de manera oculta, ya está siendo controlada e impedida de vivir su sexualidad plenamente.  Lo que se esconde de cierta forma es prohibido así que su expresión sexual era prohibida.  “Ni mi amá ni apá sabían de esas cosas mías, me daba vergüenza que supieran” (Martí-Rodríguez 385).  A la tía le daba pena que sus padres supieran que disfrutaba lo que provocaba en los hombres al pasar.  Antes de ser juzgada y regañada, mejor callaba.  Una vez más la tía confirma que no era libre para expresar su sexualidad abiertamente.  La libertad sexual para la chicana también ha sido una lucha.

Lo que sucede es que cuando la lucha por el voto a principios del siglo XX y las actividades feministas en Estados Unidos de parte de la mujer anglosajona,  nunca incluyeron a  las chicanas porque no subrayaron el racismo contra la mujer de color.  Así, la chicana tuvo que hacer su propio movimiento feminista donde un vez más se le criticó mucho, tanto por el sexo femenino como masculino.  Se les llegó a apodar comadres donde se les acusaba que únicamente  hacían protestas para andar en el “chisme” y de “flojas” (Blea 13).  En resumen, lo que la mujer peleaba era la igualdad sexual entre el hombre y la mujer así que se vio obligada a organizarse y luchar por ello.  Lo que ellas definían como igualdad sexual era no darle más valor al hombre antes que la mujer en los roles del matrimonio, y que la mujer era libre de vestirse, sentirse y opinar libremente sin miedo a ser ajusticiada (Blea 121).  Aunque observando cuidadosamente a la tía se puede detectar que ya presentaba características feministas, puesto que comienza a hablar de su sexualidad con su sobrino dando así el primer paso para alejarse de la marginación sexual.

En conclusión y de manera muy personal, el cuento “Pos aquí estoy pa morir” de Sergio Elizondo, es excelente.  La razón por la cual escogí esta obra para analizarla es porque cuando la leí sentí algo en mí que me provocó el sentimiento de la nostalgia. Recordé a mi tía de México y de alguna forma se parece al personaje principal en esta historia ya que al igual que ella, ha envejecido en la labor del campo.  También, me llamó mucho la atención cómo Elizondo es tan buen escritor que puede pasar desapercibido el mensaje si no leen cuidadosamente sus lectores.

La aportación que esta obra le da a la sociedad es conocimiento y respeto por la lucha que las chicanas desde hace años comenzaron. Hoy en día gracias a ellas, tenemos empleos con sueldos razonables, acceso a la educación,  muchos libros y más libertad sexual.  Aunque también hay que recalcar que aún no todo está ganado.  Siguen existiendo mujeres con trabajos mal pagados que casi no saben leer y son sometidas al mando de sus maridos.  La razón por lo que lo afirmo con toda seguridad es por porque lo veo a diario.  Trabajo en una tienda de comida. Soy cajera y trato con diferentes personas diariamente. Seguido observo a las trabajadoras del campo, de plantas enlatadoras o “canerías” y de fábricas como llegan cansadas de sus trabajos. Cambian su cheque y la cantidad es ridículamente baja.  Después, cuando me firman el cheque,  noto cómo apenas lo pueden hacer lo que es una indicación de poca escolaridad.  Incluso, he visto cómo los maridos les gritan y las restringen en cuanto a la cantidad de comida que deben comprar. Pensé, “¿Qué sucederá en casa?”.  Por lo tanto, historias como éstas siguen siendo la voz para muchas mujeres chicanas que aún existen por ahí sin educación, con un bajo sueldo y sometidas a un hombre.

Obras Citadas
Blea I., Irene.  La Chicana and the Intersection of Race, Class, and Gender.  One Madison
Avenue, New York: Greenwood, 1992.
Martínez “Betita” Elizabeth.  500 Años de la Mujer Chicana.  Piscataway, NJ: Rutgers
University Press, 2008.
Martín-Rodríguez, Manuel M.  La Voz Urgente.  España: Eob, 2006.
“Sergio Elizondo”.  San Diego State Universtiy. Web. 10. Dec.2013. www.ivcampus.sdsu.edu/departments/faculty/selizondo/

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