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CULTURANEWS
Durante el pasado “VI Encuentro Internacional sobre Comunicación, Frontera y Movimientos Emergentes” organizado por la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora (noviembre 2019), se entregó la Medalla “Adalberto Guerrero” al Mérito Cultural Fronterizo a los académicos chicanos Miriam Bornstein Gómez y Oscar U. Somoza,de la Universidad de Denver, Colorado, por su destacada contribución a la educación y a la cultura mexicoamericana en los Estados Unidos de Norteamérica. En una lucida y emotiva ceremonia, el Dr. Armando Miguélez, del “Academic Language Institute”, de Alicante, España, y experto en estudios fronterizos y de las letras y cultura hispana en USA, leyó una completa semblanza sobre los mencionado académicos. En exclusiva para Culturadoor.com, la transcribimos a continuación, íntegra y completa, por su valor histórico no solo porque destaca la labor y aportaciones investigativas de Bornstein y Somoza, sino además porque contextualiza de manera valiosa el desarrollo y situación actual de las letras chicanas.
Óscar Somoza y Miriam Bornstein, al centro, recibiendo el reconocimiento. (Imágenes del archivo de Culturadoor.com)
Por Armando Miguélez
—Exclusiva de Culturadoor.com, desde Alicante, España—
Día de publicación: 04- Enero- 2020
Óscar y Miriam, Miriam y Óscar que tanto da, han sido y son el tándem intelectual y académico más importante del mundo universitario de los EEUU de los últimos 40 años. Su liderazgo académico y sus investigaciones literarias y humanísticas han incluido muchas materias de estos saberes.
En los ´70 y ’80, después del Movimiento Chicano y en medio del Renacimiento Cultural Chicano los intelectuales y estudiosos de origen mexicano de los EEUU tenían que poner al servicio de la Causa el secular acervo artístico y cultural mexicano de los EEUU que durante siglos había contribuido al perfil cultural de ese país y que había sido por tantos años (¿siglos?), ignorado. Los profesores Bornstein y Somoza, por aquellos años recién doctorados, se incorporaron a esta tarea y desde su cátedra en Colorado, en Denver en concreto, emprendieron investigaciones, abrieron áreas de estudio, publicaron artículos y libros e iniciaron una exitosa carrera docente que, con el tiempo, daría sus frutos. En los círculos académicos norteamericanos se pasó de no estudiarse estas materias a ser éstas hoy temas troncales en las graduaciones de bachillerato, maestría y doctorado por todo el país.
Esto no fue fácil para ellos pues les costó sudor y lágrimas convencer a un profesorado anquilosado en el pasado y con ideas preconcebidas basadas en un etnocentrismo rampante, que la literatura chicana y latinoamericana había llegado a la universidad para quedarse y que debía ocupar un sitio central en los estudios universitarios.
La exigencia de una visualización real de segmento mexicano y su cultura en las instituciones de educación norteamericanas había sido una demanda de la sociedad por décadas y los académicos todos, pero sobre todo, los de origen mexicanos tenían que responder a esta demanda popular y poner en marchar reformas curriculares que reflejaran esa nueva exigencia. Tuvieron oposición y disgustos pero al final la misma dinámica de las cosas les ha dado la razón. Hoy, con dos pasos adelante y uno para atrás, estos estudios no son cuestionados y la mayoría del mundillo académico reconoce la labor de pioneros como los profesores Somoza y Bornstein, que lucharon por introducir y consolidar los estudios chicanos y latinoamericanos haciéndolos imprescindibles en los programas de estudio de graduados y subgraduados de las facultades de Humanidades y Ciencias sociales en la mayoría de las Universidades de los EEUU desde Stanford y Harvard al último colegio comunitario. Esperamos que el caso reciente de la profesora Lorgia García Peña en Harvard y la falta de reconocimiento de los Estudios Latinos en esa universidad, se resuelva a favor de ella y de esos fundamentales estudios y que solo haya sido una mala decisión administrativa en los años turbulentos en que vivimos.
Para entender este proceso y la importancia de estos profesores y líderes educativos como los Profs. Bornstein y Somoza hay que tener en cuenta que en esos años 80, aunque empezaba una involución en el reconocimiento de los derechos de las minorías, como reacción a los aires de libertad y luchas sociales que habían supuesto los ´60 y ´70, en la universidades norteamericanas en concreto, se mantuvieron todavía los espacios de contestación política abiertos en las décadas anteriores.
Y esto se hizo no sin un gran esfuerzo y sacrificios personales por parte de los líderes educativos chicanos y de las minorías en general, pues hubo una reacción muy fuerte de la derecha norteamericana que se negaba a consentir una temida pérdida de privilegios . Ésta se resistió a cambiar y se opuso al nuevo paradigma cultural que se le proponía. No aceptó los cuestionamientos de los fundamentos de la tradicional y cerrada visión de América, basada en la cultura WASP que no había todavía, después de un siglo, asimilado la pérdida de la Guerra Civil del siglo XIX. Un historiador africanoamericano, Frederick Douglass, ya en 1894 en su famoso discurso “Lesssons of the Hour” decía que los racistas norteamericanos “la causa que perdieron en la guerra la volvieron a ganar en la paz”, instalando, institucionalizando, las leyes discriminatorias llamadas de Jim Crow que estuvieron vigentes en los EEUU hasta los pasados años ´60. ( Henry Louis Gates, Jr., “ The “Lost Cause” rebuilt Jim Crow” (NYTimes, november 10, 2019, p.8).
Afiche del evento que entregó el reconocimiento a Bornstein y Somoza
Los sectores más progresistas de las universidades, a pesar de todo este ambiente político reaccionario del reaganismo y de una pretendida vuelta al periodo del redencionismo post guerra civil, siguieron exigiendo justicia, luchando a brazo partido por lo que se llamaba en aquel entonces “Afirmative Action”, es decir, una apuesta en positivo por igualar las oportunidades de los diferentes sectores sociales, culturales y étnicos que conformaban la sociedad norteamericana y acabar de una vez por todas con la discriminación institucionalizada. Los movimientos de los derechos civiles, la Ley de los derechos civiles de 1964, la Ley del Derecho al Voto de 1965, la Ley de la Educación Bilingüe de 1968, fueron armas en manos de las minorías y que éstas supieron usar hábilmente para integrarse de pleno derecho en la sociedad norteamericana. La presidencia de R. Reagan (1981-1989), aunque lo intentó, no pudo volver a los ´50 como ahora el Innombrable intenta revertir y anular todos los derechos en materia de conquistas sociales, esperamos que sin lograrlo (¿). El uso torticero del sistema democrático norteamericano por un exaltado como D. Trump echando mano de los subterfugios que el mismo sistema le permite utilizar, ojalá que no acabe en una involución completa que devolvería a los EEUU a la época de la segunda mitad del siglo XIX, a aquel periodo histórico que la historiografía norteamericana llamada despectivamente el periodo de la Redención donde se violaban todos los derechos civiles y humanos con una planeada eliminación hasta física del diferente. Hubo más de 4000 linchamientos de africanoamericanos y cerca de 500 de hispanos.
Pues bien en este contexto los profesores Bornstein y Somoza pudieron poner frente a sus colegas y sus alumnos un acervo literario y crítico que está sirviendo en la actualidad a las generaciones más jóvenes para confrontar el futuro con optimismo, pues a pesar de los vaivenes y los estertores de unas ideas viejas que se resisten a fenecer, la incorporación de otras luchas como las de los ecologistas, las de las mujeres y las de los LGTBI+, y la visión muticultural de la América de hoy, permiten ver con cierto optimismo el futuro de la minoría mexicana-latina o hispana de los EEUU.
Los estudios del Prof. Somoza en las áreas del cine, de la recuperación literaria del pasado de Aztlán, así como los estudios de la Profa. Bornstein, en las áreas de la teoría, crítica y creación literarias, han sido esenciales para ver afianzarse la visión poliédrica de América y para que más miembros de la minoría chicana se hayan incorporado a la educación formal en todos los niveles, incluyendo el universitario.
En la Universidad de Arizona donde estudiaron los profs. Bornstein y Somoza había solo un 7 por ciento de estudiantado mexicano en los ´80. Hoy supera en 25 por ciento. Todavía lejos de la paridad pero con signos de que se llegará pronto a esa meta por la dinámica que está tomando este crecimiento. El ratio del profesorado latino es el que no ha progresado tanto y todavía está a años luz de donde debía estar. En la U. de Arizona era de un 2% en los 80 y cuarenta años después todavía no alcanza el 12 por ciento. Y lo mismo sucede en las instituciones de educación superior por todos los EEUU.
Y los avances académicos de los Profs. Bornstein y Somoza no se han quedado en la torre de marfil universitaria, han repercudido en las comunidades mexicanas de los EEU en las que ellos han participado y participan con la pertenencia a las mesas directivas de varias organizaciones y asociaciones políticas, sociales y culturales de Colorado y del Suroeste de los EEUU. El Centro Latinx de la Universidad que ellos ayudaron a fundar en 2005 en la Universidad de Denver aboga precisamente por una educación que sirva al individuo, por supuesto, pero también a la comunidad donde éste está integrado.
Los Prof. Somoza y Bornstein también han contribuido a divulgar sus investigaciones participando en congresos y simposia por medio mundo, desde Europa a América latina y desde luego pasando por las diferentes regiones de los EEUU. El libro del Prof. Somoza “Ecos de la memoria. Óscar Torres y el encuentro de “Voces Inocentes”” (Hermosillo, Universidad de Sonora, 2012) recibió el premio SCOLAS en 2013 en Antigua, Guatemala y ha tenido una gran acogida internacionalmente. Allí donde han participado y participan en estas reuniones profesionales contribuyen a visualizar y defender siempre la literatura y crítica chicana de un país como los EEUU que ha sido y es un país más de la gran familia latina del mundo, mal que les pese a los que todos aquí conocen que ponen obstáculos para obviar esta identidad.
También los profs. Somoza-Bornstein en su jubilación siguen todavía influyendo en los alumnos mexicanos de la Universidad de Denver creando una beca anual para estudiantes de este origen nacional en la universidad que lleva precisamente su nombre, y participando en asociaciones que luchan por la justicia social en la comunidad mexicana de Denver.
Por ellos la universidad de Denver y Centro Cultural Latinx de la ciudad de Denver, con el que ellos trabajan, los ha reconocido por contribuir a la realización de los sueños de tantos mexicanos de los EEUU. El Senador Michael Bennet en una carta a ellos dirigida les da las gracias por su liderazgo académico durante tantos años y por servir de mentores de colegas y estudiantes en estos términos:
“Como educadores habéis inspirado a las generaciones venideras de estudiosos e intelectuales así como a la ciudadanía en general. Vuestra dedicación y desarrollo de técnicas innovativas en el área de la pedagogía de vuestros campos de estudio deja para la posteridad un legado imperecedero. Así pues vuestros alumnos llevarán con ellos las destrezas y habilidades necesarias para confrontar el mundo a su alrededor de una manera crítica e informada que les servirá para mejor entender intelectual y prácticamente la cultura latinoamericana”.
Por estos progresos y esta dedicación y legado de los Profs. Bornstein y Somoza la Universidad de Sonora se suma a estos homenajes y les otorga hoy esta Medalla “Adalberto M. Guerrero” al Mérito Cultural Fronterizo . La Universidad de Sonora ha visto en su trabajo y éxitos profesionales los méritos necesarios para distinguirlos de esta manera al más alto nivel…Gracias Miriam y Óscar.
El doctor Armando Miguélez, autor de este texto, al momento de su lectura
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